En Colombia, donde más del 99% de las empresas son micro, pequeñas y medianas, la posibilidad de aceptar pagos digitales sin necesidad de costosas terminales físicas está dejando de ser una promesa y empieza a consolidarse como una solución concreta. El crecimiento de los pagos digitales, impulsado por una ciudadanía cada vez más habituada a operar desde su celular, está abriendo nuevas puertas para el comercio de barrio, las ferias y los emprendimientos que tradicionalmente han quedado fuera del ecosistema financiero formal.
Sin ir más lejos, de acuerdo con el Observatorio de Digitalización de GoDaddy, el 83% de las pymes en Colombia usan principalmente smartphones para manejar sus operaciones diarias, por encima de cualquier otro dispositivo tecnológico.
Ahora, datos de Bold señalaron que en diciembre de 2024, 7,45 millones de operaciones se llevaron a cabo en tiendas colombianas, generando ventas que ascendieron a $1,13 billones. Este crecimiento ha coincidido con la aparición de soluciones que permiten a cualquier pyme recibir pagos directamente desde su celular, sin la necesidad de un POS físico. Para muchas, eso significa romper con barreras de entrada históricas y acceder por fin a una economía digital que hasta ahora parecía reservada para grandes comercios.
Lucas Souza, Head of KVZ Labs de Kuvasz Solutions, menciona, que, en Colombia, las pymes han sido siempre un pilar clave de la economía, pero a menudo han quedado fuera de las soluciones de pago más avanzadas. “Hoy en día, la tecnología permite superar esa barrera sin necesidad de grandes inversiones. Solo con un celular y una conexión a internet, las empresas pueden empezar a recibir pagos con tarjetas o transferencias de manera profesional», comentó el experto.
Desde KVZ, desarrollaron Brizmo, una plataforma de pagos instantáneos que busca precisamente resolver esas necesidades. Souza explica que “no se trata solo de aceptar pagos, sino de hacerlo de forma interoperable, segura y simple. Las pymes necesitan herramientas que se adapten a sus tiempos, no al revés”. En ese sentido, la integración de nuevas soluciones en smartphones no solo reduce costos, sino que elimina fricciones con los clientes: basta con un código QR, una app o incluso el mismo número de teléfono para cerrar una venta.
El reto ahora es la masificación. Aunque los consumidores colombianos están cada vez más familiarizados con los pagos digitales, muchas pymes aún no los adoptan por falta de información o desconfianza. Para acelerar este cambio, la Superintendencia Financiera (SFC) y la URF han implementado un marco regulatorio de finanzas abiertas que promueve la innovación, fomenta la competencia entre proveedores y obliga a las entidades financieras a compartir datos de forma segura, facilitando así el acceso a servicios más inclusivos y eficientes.
“La digitalización no puede seguir siendo un privilegio. Si queremos una economía más inclusiva, tenemos que entregar herramientas reales a quienes hoy venden en la feria, en una peluquería o desde sus casas. Y eso empieza por el celular”, concluye Souza.