Se aproxima el cierre del 2019 y como es frecuente vuelven a sonar las canciones alusivas al año nuevo; entre las más representativas escuchamos “faltan cinco pa las doce”, composición de Oswaldo Oropeza, que hiciera famosa el cantante venezolano Néstor Zavarce y “la víspera de año nuevo”, interpretada por el cienaguero Guillermo Buitrago, quien logró a pesar de su corto tránsito por el suelo costeño, convertirse en una figura imperecedera en el folklor nacional, hizo celebres a través de sus grabaciones en acetato el vallenato con composiciones de Escalona, Emiliano Zuleta y muchos otros, a quienes saco del anonimato.
Como todo genio, Buitrago rompió paradigmas e incorporó en sus melodías el uso de la guitarra, instrumento ajeno a la música vallenata; tal vez un aspecto menos destacado de la personalidad del “Jilguero de la Sierra Nevada” como lo conocieron en la época, tiene que ver con su sensibilidad social, la que lo hizo cantar tonadas que cuestionaban el statu quo: el “grito vagabundo” (yo quiero pegar un grito y no me dejan) que expresaba su contrariedad por las libertades restringidas por el régimen conservador imperante en ese pasaje de la historia nacional, que en 1928 fue protagonista de la tristemente célebre masacre de las bananeras.
Cuando el pueblo está alborotado el “toque de queda” nos pone a correr nos pone a sudar, así con sorna repudiaba un instrumento utilizado por muchos años por el poder, para encerrar en sus hogares a las familias y en las sombras de la noche proceder contra los opositores.
La ironía es un elemento presente en los acordes del repertorio de Buitrago, así abordaba los asuntos de la vida cotidiana en temas como “las contradicciones”, “las mujeres a mí no me quieren”, “el huerfanito”, “el desdichado” en las que alude como se visualiza a las personas en la sociedad por su condición económica.
2019 ha sido un año de múltiples movilizaciones en diferentes lugares del planeta y de los jóvenes en Colombia, un antecedente claro del principio del fin del modelo neoliberal abusador de las gentes y la naturaleza, en provecho de unos pocos; una nefasta época en la que las diferencias sociales mencionadas por Buitrago se han multiplicado al infinito.
Si Buitrago viviera hoy, fiel a su visión comunitaria con seguridad estaría cantando “Duque Chao, Duque Chao” en compañía de un ron de vinola y su añorada Lola.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com