Matar al mensajero / Un tal Gutiérrez

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Algunos colegas y otros lectores han cuestionado el hecho de que yo haya publicado las graves denuncias que hizo un individuo, a través de la emisora Alfa Stéreo (supuestamente comunitaria), afirmando que la presidenta del Concejo de Neiva recibió un soborno para la elección de Contralora Municipal. Y, además, que parte de esa plata se había repartido a otros concejales, cuyos nombres no mencionó.

Más allá de quién es el sujeto que lo afirma, la gravedad es lo dicho y que se haya hecho uso de una emisora con licencia oficial para emitir tan grave acusación. Si es real o no el hecho, pues el individuo aquél deberá demostrarlo, no solo decirlo. Y si no lo hace, asumir las consecuencias legales, que no son solo penales.

«Matar al mensajero» parece ser la actitud de algunos en estos casos. No es así el periodismo, seguramente otras artes sí, como la política, pero no el periodismo. Lo importante es el mensaje y su solidez. Por ahora, solo está el mensaje aunque el mensajero vocifera que tiene cómo probar su solidez. Habrá que ver pero no por ello lo pasaré por alto. Otros lo denominan la «falacia ad hominem», en donde se da por falsa una afirmación tomando en cuenta quién lo dice, no lo que se dice o su evidencia.

Ejemplo de lo que no es periodismo

De lo que tampoco tengo duda es de que este sujeto, William Eduardo Gutiérrez Ordóñez (quien presuntamente es un «desmovilizado del M19»), es hoy por hoy y desde hace mucho la más grosera expresión de que lo jamás es periodismo. Al contrario, este individuo es el mejor ejemplo de los más sucios actos rastreros, vulgares, de alcantarilla y cloaca verbal, y signo elocuente de las más burdas y extorsivas formas de abusar de una posición de poder, el de la comunicación de masas. Su pequeño trono radial, de ínfimo alcance en el espectro (su audiencia es casi insignificante en el mercado) pero pareciera enorme en el contexto político, le basta para destruir a diario la honra de quien no cede a sus exigencias de pauta, o de aquél o aquella que ha pasado a formar parte de sus malquerencias por oscuros intereses.

Años atrás, quien dominaba las alcantarillas radiales en Neiva era Micrófono Cívico, a quien algunos llamaban «Microbio Cínico»; hoy, las urracas de esa desaparecida emisora serían simples aprendices al lado de este individuo Gutiérrez.

Y desde allí ha logrado, quién lo creyera, ser hoy miembro principalísimo del «sanedrín» del alcalde Gorky Muñoz, al punto de que él y sus socios principales, los Puentes, tienen notable presencia en el gabinete municipal.

Y pese a numerosas denuncias que se han radicado en su contra en el Ministerio de Comunicaciones (hoy MinTic), y otras tantas de índole penal, no solo mantiene inalterable su despreciable «palacio de la inquisición radial», sino que se pavonea de que nada le pasa.

La fachada comunitaria

Dice la norma que organiza la radio en Colombia, entre otros requisitos, que una emisora comunitaria debe pertenecer a:

  1. Una comunidad organizada debidamente constituida en Colombia, y
    2. Haber desarrollado trabajos con la comunidad municipal en diferentes áreas del desarrollo económico, cultural o social.

Alfa Stéreo 107.8 FM de Neiva tiene licencia otorgada a una tal Fundación Kerigma de cuyos integrantes solo se conoce que todos pertenecen a la familia de este individuo ¿Cuál «comunidad organizada», cuál «trabajo con la comunidad»?

Y como lo denuncié hace algunos días, este mismo sujeto, usando testaferros y otra fundación de fachada, está a punto de quedarse con la nueva emisora comunitaria de Rivera, a punta de marrullas y torticeras maniobras legales. La comunidad de ese municipio debería impedirlo.

Por: Melquisedec Torres Ortíz
Twitter: @Melquisedec70 –
chillurco1970@yahoo.com

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