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La inteligencia emocional, una habilidad para desarrollar como gobernante

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La inteligencia emocional es una competencia esencial en el liderazgo político, ya que permite a los gobernantes reconocer, comprender y gestionar sus propias emociones, así como las de los demás.

Esta habilidad facilita una comunicación efectiva, la resolución de conflictos y la toma de decisiones acertadas, aspectos fundamentales para mantener la estabilidad política, económica y social de una nación.

Daniel Goleman, psicólogo que popularizó este concepto, identifica cinco componentes clave:

  • Autoconciencia: Reconocer las propias emociones y su impacto.
  • Autorregulación: Controlar las emociones y comportamientos impulsivos.
  • Motivación: Tener una pasión intrínseca por el trabajo más allá de recompensas externas.
  • Empatía: Comprender las emociones de los demás.
  • Habilidades sociales: Gestionar relaciones para mover a las personas en la dirección deseada.

Un líder con alta inteligencia emocional es capaz de manejar situaciones de alta presión sin reaccionar de manera impulsiva, manteniendo la calma y tomando decisiones informadas. Además, la empatía y las habilidades sociales permiten construir relaciones sólidas y fomentar un ambiente de confianza y colaboración.

En el contexto colombiano, el presidente Gustavo Petro ha utilizado la red social X (anteriormente Twitter) para comunicar decisiones y opiniones, muchas de estas han generado problemas políticos locales y a nivel internacional; una red social no poder ser el medio de comunicación de un presidente y mucho menos con opiniones personales que no representan los intereses de una nación.

Por ejemplo, en enero de 2025, Petro rechazó la entrada de aviones estadounidenses con deportados colombianos, lo que llevó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a imponer aranceles del 25% a las importaciones colombianas. Petro respondió anunciando un aumento del 25% en los aranceles a productos estadounidenses. Esta escalada se resolvió cuando Colombia aceptó recibir a los deportados, y ambos países retiraron las sanciones.

Este episodio evidencia la importancia de la inteligencia emocional en la gestión de conflictos internacionales. Una mayor autorregulación y habilidades sociales podrían haber facilitado una resolución más diplomática, evitando medidas que afectaron temporalmente las economías de ambos países.

La capacidad de un líder para comunicarse de manera efectiva y empática puede influir en la percepción pública y en la cohesión social. La falta de una comunicación clara y coherente puede erosionar la confianza pública y complicar la gestión de crisis.

La inteligencia emocional es fundamental para un liderazgo efectivo. Los líderes que desarrollan y aplican estas habilidades están mejor equipados para navegar las complejidades de la gobernanza, tomar decisiones informadas y mantener la estabilidad en sus naciones.

Por: Adonis Tupac Ramírez Cuéllar – adonistupac@gmail.com
X: @saludempatica

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