¿Quién no ha perdido la cabeza en una noche pasada de tragos? Seguramente a muchos nos ha pasado, pero cuando hay licor adulterado, la historia puede ser peor…
Carlos, nos envía una divertida historia pero también un llamado de alerta a saber lo que consumimos en reuniones con amigos y familia.
Era el cumpleaños de John, quien había invitado a sus amigos a su casa ese sábado en la noche, para disfrutar de un asado preparado por él mismo y unos cuantos tragos.
Había cerveza y Doble Anís, que no podía faltar en sus celebraciones de cumpleaños. En la casa de John estaban sus familiares y amigos más cercanos. La noche se calentaba y prometía una gran fiesta hasta el amanecer. Entre varios tragos de Doble Anís, apareció sobre la media noche, la parranda vallenata.
Todos bailaban y reían, el grupo vallenato también entró el calor y recibían unos cuantos tragos de nuestro Doble Anís, para celebrar junto al homenajeado que tarareaba junto al cantante, algunos de los vallenatos de Diomedes Díaz.
Luego de marcharse la parranda, el trago de repente se había acabado, ya no había más Doble Anís para continuar celebrando. Entonces Carlos, quien nos cuenta la historia, decidió junto a otro amigo, ir a comprar más del delicioso aguardiente que nos recuerda que somos opitas y siempre celebramos los reencuentros.
Como era casi la madrugada, no encontraban el licor anisado, así que el amigo de Carlos le propuso ir a su casa por dos botellitas de whisky que le habían traído de la capital.
Llegaron de nuevo a la casa donde la fiesta seguía y repartieron varios tragos y los efectos comenzaron pronto. En el patio de la casa estaba John, ya dormido, otro más, se acostó a sobre la mitad de la calle, y los demás, fundidos en la sala y comedor del lugar.
Al otro día, nadie recuerda nada, nadie sabe que pasó, desde que llegó el famoso ‘whisky’ sin etiquetas ni nada y de dudosa procedencia, perdieron la conciencia y no saben qué ocurrió después.
Un guayabo y malestar por más de tres días con un licor que nunca supieron si tenía etiquetas o estaba bien sellado, pero que por la confianza de algunos amigos, pudo ocurrir algo peor.