En una entrevista realizada por el diario El Tiempo, el Fiscal General de la Nación, Eduardo Montealegre, manifestó que de ser aprobada por el Congreso de la República la reforma de Equilibrio de Poderes, la demandará ante la Corte Constitucional.
Este proyecto, al que el Fiscal llamó “Una Colcha de Retazos”, es según él, uno de los mayores retrocesos que se le dé a la democracia colombiana en la última década – Y como no si los consejos de la judicatura están presentes en todos los países democráticos, por lo que su desaparición o solo representa un retroceso democrático, jurídico sino también político-. Con la reforma no se equilibran los poderes públicos.
Con el pretexto de despolitizar la Rama Judicial, se le brindan más poderes del Ejecutivo. Ciertamente se pretenden arreglar algunas fallas en el aparato judicial, pero el jefe del ente investigador vuelve y aclara su apatía frente a esta iniciativa, ahora catalogándola como, “una sumatoria de pequeños ‘micos’”, pues para él hay normas que sustituyen la Constitución y violan el trámite que impone esta. Además de temas inconstitucionales y de vicios de procedimiento.
Hay quienes incluso han calificado esta reforma como la “venezonalización” de la Rama Judicial en Colombia, pues el Ejecutivo le va quitando independencia a la Rama. Por lo que se pone en peligro la democracia al no haber independencia judicial.
Y si bien, la premisa superior de este acto legislativo ha sido equilibrar los poderes, claramente se observa como esta reforma es para cambiar el esquema de la Rama Judicial mas no para solucionar los problemas de la oferta y la demanda de la misma, que hoy por hoy son los principales causantes de colapsos en la ejecución de sus funciones.
Mal haríamos al desconocer que lo que motivo al jefe de estado a presentar esta iniciativa fue un sólido fundamento en la crisis de confianza de la sociedad hacia las Instituciones Públicas. Pero sería bueno preguntarnos en este momento ¿Se está recuperando la confianza del pueblo colombiano con esta iniciativa?
Si hay algo claro es que la reforma no soluciona los asuntos sobre el posconflicto, ni mucho menos los menciona. Y por otra parte, sigue quitándole espacios a las poblaciones más necesitadas, pues mientras en el territorio nacional se asignan curules a la cámara por cada 365.000 habitantes, para los colombianos en el exterior, que hoy son más de 5.000.000 y parecieran olvidados por su patria, que deberían por regla general tener 14 curules en la cámara, de las dos que tienen en la actualidad, solo les quieren dejar una.
Desde la bancada vertical del Movimiento Político MIRA, en cabeza de la congresista Ana Paola Agudelo, hemos manifestado la inconveniencia de la eliminación de curules a los colombianos en el exterior, pues esta población que durante décadas ha sido el olvido, con esta iniciativa ratificará que su confianza no es importante para el estado, y el trabajo que se dice hacer por el pueblo, es… un tanto desequilibrado.
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Por: Karlos Umaña Arias – @karlosua