A menos de 6 meses de elecciones locales, los partidos políticos aún no definen quien será el candidato único de su colectividad para gobernación. Y si de alcaldías se trata, son muy pocos los que hoy cuentan con equipos solidos que les permita conquistar el primer cargo municipal. Ello nos lleva a pensar que hay una grave crisis de liderazgo.
Las habilidades de liderazgo son altamente codiciadas, y raras de encontrar. Sin embargo, cada individuo tiene potencial para convertirse en un líder. Pero ¿qué entendemos por liderazgo y cómo podemos reconocer a un líder?
Pues bien. Para ilustrar mejor el mensaje he querido apoyarme en un texto escrito por un buen periodista a quien admiro por su gran capacidad de comunicarse con todos los que amamos ese periodismo de buena calidad.
Melquisedec Torres, refiriéndose a mi buen amigo Joaquín Espinosa Silva, dice que: “El ejercicio de la política es más que exhibir profusas hojas de vida plagadas de diplomas, especializaciones y cargos por doquier. La política incluso es más, ni siquiera necesita de eso. La condición de líder se gana es por reconocimiento, respeto, coherencia y verticalidad en las posturas ideológicas. La legitimidad para llegar a los cargos que concede la democracia por voto popular es producto de esos factores y de otros que, ejercidos con decencia y nobleza son más importantes, como la lealtad a principios y valores.
Melquisedec dice que: el Huila ha conocido en los recientes 15 años a alguien que reúne esas cualidades y que ahora, con todo mérito, aspira a ocupar una posición de la dirigencia regional como diputado en la Asamblea Departamental.
Joaquín Espinosa Silva, escudero de honor del dos veces presidente de la Republica y hoy senador, Álvaro Uribe Vélez, desde cuando el exgobernador de Antioquia apenas lograba 3 o 4 puntos en las encuestas, en la década pasada.
Joaquín se ha logrado ese camino sin aspavientos, lejos de los reflectores de quienes quieren cobijarse con la luz de sus jefes; ha sido leal, abierto y coherente en su apoyo a Uribe. No hizo en esa cercanía con el poderoso presidente la fachada para lograr beneficios personales sino, como consta a muchos, aportarle al Huila en diversos campos e iniciativas; casi en silencio ha sido vital en mucho de lo que la región logró en sus dos periodos presidenciales.
Camina con la conciencia tranquila por las calles de Neiva y municipios; ahora espera que su partido el Centro Democrático, y luego los ciudadanos le reconozcan en las urnas esa persistente tarea. Pocos como el en el Huila merecen que el uribismo y los opitas en general lo premien con el favor popular en las urnas”.
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