Hernán Andrade Serrano, reaparece en el escenario político con la misma fórmula desgastada: sin propuestas, sin autocrítica y sin pudor.
El exsenador huilense, recordado por sus viejos enredos en la Dirección Nacional de Estupefacientes, en el Incoder y en el proyecto del distrito de riego Tesalia-Paicol, ha vuelto a pedir el apoyo del Huila, para aspirar nuevamente al Congreso. Pero lo único que tiene para ofrecerle al electorado es un eslogan vacío: “Villalba es Petro”.
Andrade parece no haber entendido nada. El Huila ya desechó esa narrativa absurda y mentirosa en la pasada campaña a la Gobernación. El pueblo huilense sabe perfectamente que Rodrigo Villalba no es Petro: Villalba es gestión, es ejecución, es resultados concretos. Gracias a su liderazgo, el departamento ha reducido la pobreza multidimensional, ha disminuido el desempleo, ha incrementado las exportaciones, ha batido récords turísticos y ha alcanzado la producción cafetera más alta de los últimos 33 años.
El Huila de hoy es potencia agrícola, minera, turística y de energías limpias. Y no lo dice el discurso político: lo dicen las cifras y lo reconoce el país. Mientras tanto, Andrade regresa con la nostalgia de un poder que se le desmoronó y que ahora pretende reconstruir a punta de ataques y memes en pantaloneta, creyendo que, con un video en redes, puede borrar años de silencio y de cuestionamientos judiciales.
Porque no se nos puede olvidar quién es Hernán Andrade. Su socio y amigo, Carlos Albornoz, fue condenado por el escándalo de la Dirección Nacional de Estupefacientes. Él mismo fue salpicado en ese proceso. Y aún debe explicarle al Huila qué pasó con los 2.000 millones del distrito de riego Tesalia-Paicol, un proyecto manchado por irregularidades y sobrecostos.
Y tampoco puede ocultar su “negocio familiar”: su hermana Esperanza Andrade, heredó su curul en el Congreso y ha sido protagonista del mismo entramado político descrito por Cuestión Pública, que reveló cómo los Andrade, a través de sus hermanos y allegados, han tejido una red de contratos, herencias y favores en varias entidades del Huila y del país.
Entonces, señor Andrade, antes de salir a las calles con su discurso cansado y falto de ideas, respóndale al Huila por sus procesos, por sus silencios, por su clan. Y, sobre todo, respóndase a usted mismo por qué su propio partido —el Conservador— ya no lo acompaña.
Porque la soledad política también es un juicio. Y el suyo, doctor Andrade, ya empezó en las urnas.
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Por: Alejandro Cabrera Collazos
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