Concluyó felizmente el IV Congreso del Polo Democrático Alternativo, en las instalaciones del Hotel Tequendama los 766 delegados que representan la abigarrada diversidad de la nación, reafirmaron las concepciones consignadas en el Ideario de Unidad, que incluyen los criterios básicos para transformar a Colombia en una Nación con el desarrollo económico y social de las naciones desarrolladas en un ambiente de verdadera democracia que brinde garantías a las minorías de todo tipo, sin exclusiones y con la participación de las mayorías; al mismo tiempo se eligió la dirección política que ha de conducir al partido de los olvidados al triunfo en las batallas por venir entre las que se incluye la recuperación de la Alcaldía de Bogotá y una propuesta de candidatura amplia para la próxima contienda presidencial que termine con la cascada de gobernantes neoliberales y vende patrias que hemos sufrido a lo largo de más de un siglo.
Cafeteros, arroceros, productores agropecuarios de diversos renglones productivos, comerciantes, docentes de primaria, secundaria y universitarios, estudiantes, artistas, trabajadores de la salud, pequeños empresarios, indígenas, negros, LGTB y pueblo rom, entre otros conformaron las diferentes delegaciones provenientes de todos los rincones del país, todos elegidos por las bases del partido incluidos los congresistas, diputados, concejales a diferencia de los partidos tradicionales en que el bolígrafo define las convenciones y los convencionistas.
El Congreso imparte un mandato que los polistas habrán de asumir: continuar apoyando las luchas y reclamos de los sectores sociales afectados por las políticas de Libre Comercio y la entrega de la soberanía ahora a los dictados de la OCDE a través del Plan Nacional de Desarrollo como lo confesara el propio director de Planeación Nacional, para ello deberán tejer lasos de unidad con las organizaciones políticas y sociales que se avengan a apoyar el mismo propósito, de tal suerte que una vez concertadas las actividades en defensa de los cafeteros por ejemplo que vuelven a vivir el viacrucis del precio de ruina, allí los polistas acompañaran a la familia cafetera; igual ocurrirá con los pequeños mineros criminalizados para allanarle el camino a las multinacionales o con las comunidades que vienen protegiendo los páramos y las zonas de reserva de la voracidad de las compañías petroleras y mineras y por supuesto a todos los empleados sindicalizados o no en su justo reclamo por condiciones dignas de trabajo sin que sea un obstáculo para defender la producción y a los empresarios nacionales.
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