¿Y de la huilensidad que?

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Los ciudadanos de este país nos comimos el cuento que al elegir a gobernadores y alcaldes a través del voto popular, estos quedarían comprometidos plenamente con sus electores y con su territorio. La intención fue buena, pero en la práctica el remedio en muchos casos pareciera ser peor que el mal.

Son realmente muy pocos los elegidos por este medio popular que han entendido que el mandato conferido por el pueblo, no es exclusivamente para su bien personal, o de su familia, o de un pequeño grupo de inversionistas y caciques políticos que se adueñan de los contratos y de los cargos de mayor representación.

Antes de ser aprobada la elección popular de alcaldes y gobernadores, los mandatarios regionales eran nombrados a dedo por el cacique de turno de acuerdo a su interés político. La gran diferencia es que en aquella época, no invertían grandes cantidades de dinero, contrario al sistema actual, que quienes ganan en la inmensa mayoría quedan vendidos con tres o más patrocinadores, que su objeto es multiplicar su inversión mínimo x 5.

En el Huila hay empresas de ingeniería y servicios en todas sus áreas, con personal altamente calificado, capaces de realizar obras y actividades de gran magnitud, pero de poco sirve el sacrificio de estos hombres y mujeres, de su familia, del gran esfuerzo que cuesta crear una empresa, sí nuestros gobernantes prefieren la empresa foránea, poniendo en riesgo el empleo y crecimiento económico interno.

Se acerca el San Pedro y los ánimos se calientan. Causa indignación, que ya hizo carrera en el Huila; que cuando nuestros  artistas, periodistas y presentadores, que son muy buenos; se les contrate por cifras irrisorias, que tienen que esperar meses para que se les cancele el producto de su trabajo, mientras a los foráneos los miran y tratan como dioses, les pagan cifras exorbitantes y hasta por adelantado.

En nuestro departamento en los últimos 30 años surgieron orquestas de talla nacional e internacional, que no contaron con el reconocimiento y apoyo institucional, entre otras: la grandiosa, la séptima dimensión, la cheverísima. ¿En dónde están? Y qué decir de otras expresiones de gran talento humano en: canto, humor, cultura, periodismo, animación y publicidad.

Me pregunto: ¿Qué hay detrás de todas estas decisiones que afecta a la empresa y talento huilense? ¿Carteles de la corrupción? ¿Un perverso anti sentido de pertinencia, de huilensidad? El poder es efímero.

Por: Miguel Rodríguez Hortúa – miguel.rh12@hotmail.com

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