Quienes disfrutamos el colorido y la alegría de los desfiles en las fiestas de San Pedro, desconocemos el esfuerzo y las vicisitudes que viven los artistas que participan en la realización de esas duras jornadas al rayo de sol.
Una vez finalizadas, el gobierno departamental y municipal salen a los medios a proclamar el éxito del Festival, reportando las estadísticas de la ocupación hotelera, el incremento de los viajeros, las ventas de licor y la presencia de algunos artistas reconocidos internacionalmente.
Por supuesto en su análisis, no se incluye los logros de los artistas locales, sus realizaciones y mucho menos se menciona las precarias condiciones en que deben desarrollar su trabajo creativo, en especial desde que se constituyó Corposanpedro, una entidad de naturaleza privada encargada de organizar las festividades, a las que se les pretende hacer una gran utilidad y que al contrario, terminó convirtiéndose en un dolor de cabeza por las enormes pérdidas que ha reportado, a pesar del aumento del presupuesto gubernamental.
Al escuchar el informe presentado por el Gobernador, uno se pregunta si se refiere al mismo Festival que viene perdiendo presencia de departamentos importantes como Antioquia, Atlántico, Bolívar, Caldas, Risaralda y Santander, por mencionar algunos, que no enviaron candidata, pero principalmente no acompañaron las fiestas con los grupos folclóricos de altísima calidad a que nos tenían acostumbrados, nos preguntamos si su decisión obedeció a tratamiento similar al que recibieron grupos como Cochaviva de danzas de Bogotá, que enviaron nota de protesta por el trato indigno de que fueron objeto, al no cumplir con las condiciones de alojamiento y alimentación que se les ofreció y reportaron manejos similares con delegaciones internacionales.
No menos grave resulta la denuncia hecha por los artistas locales: músicos, bailarines, artesanos, diseñadores de carrozas y gestores culturales, a quienes se les firmaron contratos por Corposanpedro en el 2016 y tan solo a inicios de este año se terminaron de pagar con recursos públicos de esta vigencia, situación que condujo a reducir la contratación de muchos, suprimiendo desfiles y actividades tradicionales y haciendo algunos anticipos a los artistas, para que maquillaran con su esfuerzo y sacrificio la realización de la versión 57 del festival, a los que no se les ha terminado de cancelar su pago.
Por este camino la festividad terminará por marchitarse ocasionando un enorme roto a las finanzas privadas y públicas, pero en especial se producirá un vacio irrecuperable en la cultura nacional.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com