Un lánguido Día del Periodista

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El 9 de febrero de 1791 comenzó a circular en la capital del virreinato de la Nueva Granada el semanario «Papel Periódico de Santafé de Bogotá«, bajo la dirección del cubano Manuel del Socorro Rodríguez, periódico que se tiene como el primero de circulación permanente en lo que hoy es Colombia, y por ese motivo desde 1975 celebramos los colombianos el Día  del Periodista, a pesar de que le  ley 918 de 2004 declaró el 4 de agosto como tal Día. La tradición en este caso ha podido más  que la ley y los periodistas seguimos celebrando como nuestra jornada clásica el 9 de febrero.

La celebración durante muchos  tuvo cierta importancia y brillo; era motivo para homenajes, felicitaciones y hasta regalos para  quienes estamos  dedicados a  esta dura profesión; motivo para exaltar las organizaciones gremiales, y hasta para destacar al periodista cuya vida y obra, después de años de brega lo distinguía como ejemplo digno de imitar por sus colegas y de admirar por sus conciudadanos.

Pero todo se va deteriorando y desvalorizando en este mundo y lo que era motivo de celebración  hoy es casi  de ludibrio, acaso por nuestras propias culpas (¡ya no somos ejemplo para nadie y la profesión está en tiempos de bajos niveles!), y hemos visto como la condecoración a la vida y obra de  un periodista se le impone al menos digno de todos para recibirla, sin mucha protesta por los ofendidos por tal bofetada.

Y si bien, por motivos ajenos a la voluntad de quienes la otorgaron, en silencio decidieron no imponerla, tampoco se ha presentado ninguna excusa por semejante proceder contra  un gremio, que no reacciona tampoco con dignidad a la  ofensa y sigue participando en los concursos del Concejo que la otorga y asiste sumiso al vergonzoso acto organizado por esa Corporación, responsable del desaguisado.

Como si fuera poco, el otrora noble Círculo de Periodistas del Huila entrega su máxima condecoración a  un politiquerito aspirante eterno a  un cargo público, desvirtuando las altas  intenciones de quienes crearon ese premio “Excelencia”.

Así, pues, es bien lánguida la celebración…

COLOFÓN

Espero que los señores Concejales de Neiva  expliquen  dos cosas: ¿por qué eligieron a quien eligieron en noviembre pasado como el periodista emblema de la ciudad «por su vida y obra», y no le impondrán la condecoración? Y, ¿por qué en la tarjeta de invitación al acto de celebración del día del periodista le cambiaron el orden a los colores de la bandera de Neiva que son rojo, verde y amarillo, y aparece una bandera con los colores amarillo, verde y rojo? El orden de los colores no es cosa de poca monta.

La bandera de Colombia es amarillo, azul y rojo, y no rojo, azul y amarillo,  o azul, amarillo y rojo. El orden de los colores si afecta y altera  las banderas, señores.

Por: Delimiro Moreno – morenodelimiro@gmail.com
Twitter: @opipaisa

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