Inicia la carrera política, y con ella los abanderados de causas improbables, a exponer sus tesis con intensión de ganar más adeptos. Por años el “Turismo” ha sido uno de esos estandartes, que sobresalen en los documentos de planificación, pero permanecen ausentes en los proyectos de ejecución.
Nuevamente, y por enésima vez todos hablan del turismo y sus bondades para el desarrollo de las regiones, y todos los que conocemos y valoramos verdaderamente esta importante actividad económica, tenemos la ilusión de que solo por esta vez, no sea un sueño inconcluso.
Que el turismo es el “Nuevo Petróleo”, dicen algunos, tratando de ganar seguidores, entre muchos que critican sus impactos negativos, con argumentos medio ambientales muy poderosos, que pueden tener mucho de cierto, pero que no entraremos a detallar. Lo que si detallaremos es si la industria turística, tiene en el corto o mediano plazo la potencialidad y el apoyo suficiente, para ser el sustento de una nueva economía. Lo que es indiscutible, es que el turismo no es ni será el nuevo petróleo, ni la nueva agricultura, ni la nueva ganadería, ni el remplazo de ninguna otra actividad económica tradicional, pero que, por el contrario, para muchas de ellas sería el complemento ideal. Pretender que una actividad como la turística, hasta el momento con un desarrollo incipiente, sea el remplazo de actividades con décadas de desarrollo, inversión y apoyo gubernamental notable, es una verdadera impostura.
Pese a al inmenso potencial de esta naciente industria en nuestro país, la realidad es que, sin una inversión real para su desarrollo, pretender cargarle la responsabilidad de ser el sustento económico de una región, o del todo el país es inverosímil.
Esperemos que, en un renovado escenario político; donde desarrollar propuestas “popularmente” favorables, es la mejor estrategia para capturar ese importante y decisivo voto de “inconformidad”; el turismo no se nos convierta en una bandera de victoria, que luego del triunfo se deseche como un trapo sucio, y tengamos otra vez muchos “planes” donde el potencial turístico de las regiones es el protagonista, pero donde al final la inversión y la ejecución se encamina hacia el sustento y desarrollo exclusivo de esas actividades tradicionales que tanto criticamos, pero que indirectamente nos han convertido esclavos de su dependencia.
Si nuestros nuevos líderes, empiezan a cumplir con su papel renovador y transformador, es muy probable que, en algunos años, el turismo se convierta en esa actividad transversal, que permita el desarrollo y el fortalecimiento de muchas otras actividades, pero tomando el protagonismo que hasta el momento se le a negado, como motor e impulsor de esa nueva economía, constructiva, participativa, ambientalista y con un verdadero fundamento social, con la que todos soñamos.
El turismo no es, ni será nunca el nuevo petróleo, pero si puede llegar a ser, con menos retorica y más acciones, una alternativa muchos más sostenible y sustentable, para las futuras generaciones.
HUGO ANDRES RIVERA COLLAZOS
Administrador de Empresas – Universidad Surcolombiana
Especialista en Planificación de Destinos Turísticos – Universitat Oberta de Catalunya
