Terrorismo y oportunismo

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Los lamentables hechos del pasado sábado en el Centro Comercial Andino en Bogotá, han dado lugar a diversos tipos de reacciones. Ciertamente, se trató de un acto terrorista que se elaboró con el fin de causar daños humanos y atemorizar a la sociedad en general. Hacía muchísimo tiempo Bogotá no presenciaba un acto de tal magnitud, pese a que en los últimos 36 meses se han desatado más de 23 petardos y bombas en la capital colombiana.

Cabe recordar que por terrorismo se entiende un uso ilegal de la fuerza o violencia contra las personas o la propiedad para intimidar o coercionar un gobierno, la población civil o cualquier otro segmento en búsqueda de objetivos sociales o políticos. Justamente la búsqueda de esos objetivos políticos son los que dan lugar a que las reacciones de las personalidades públicas resuelvan – como líderes que son – la coyuntura de la mejor manera posible.

De ahí la necesidad de que las declaraciones y afirmaciones de los políticos no sean apresuradas y que si acusan a los responsables, sea exclusivamente cuando se tenga certeza de quién cometió el acto terrorista. Cierta madurez política, diría yo. Madurez política que con el acto terrorista del sábado pasado brilló por su ausencia.

Bastante tiene la sociedad con el terror que infunden este tipo de actos violentos como para que los políticos le echen más leña al fuego. Pero claro, en vísperas de época electoral se radicalizan posiciones con el fin de seducir a los electores. Un vergonzoso oportunismo político, que no respeta la humanidad de quienes han sido afectados por el acto terrorista e instrumentaliza a las víctimas para reforzar su discurso.

Personalidades como Alejandro Ordoñez, Maria del Rosario Guerra, Rafael Nieto Loaiza y el ex embajador Pinzón se despacharon contra el proceso de paz sin siquiera conocer los responsables de la bomba en el Andino. Incluso, el representante a la cámara por el departamento del Huila, Álvaro Hernán Prada, responsabilizó al presidente Santos y sugirió derrocarlo, o en sus palabras, “no esperar a las elecciones”.

En un país como Colombia donde el accionar terrorista puede provenir de la delincuencia común, la extrema derecha, la extrema izquierda e incluso de las mismas fuerzas armadas, las acusaciones de cualquier bando o sector confunden aún más a la ciudadanía. Lo único claro ha sido la incompetencia de la Policía por no dar con los responsables tras casi una semana del atentado.

Mientras tanto, hemos llegado al punto incluso de responsabilizar (y revictimizar) a la francesa Julie Hyunh y de incluso compararla con Tanja Nijmeijer (la guerrillera holandesa) por una serie de suposiciones que dan cuenta de los estigmas que se tienen contra el que por alguna razón haya visitado Cuba, sea joven y sea voluntario de alguna ONG.

Mucha razón tiene el analista Jairo Estrada al enfatizar que Colombia requiere un acuerdo político para la no instrumentalización política de hechos terroristas. Para no buscar votos en medio de la tragedia que enluta a todo un país. Para no ser oportunista y utilizar las vidas humanas para legitimar su discurso radical. Para unirnos y rechazar colectivamente el terrorismo como lo han hecho los franceses, los belgas, los estadounidenses y los ingleses.

Por: Juan Corredor García – juan.corredor@urosario.edu.co
Twitter: @thuandavid10

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