¡Algunos hombres tienen mucho huevo!, especialmente aquellos que convierten los espacios políticos deliberativos en un ring de boxeo.
De los mismos creadores de “usted no sabe quién soy yo” llega El Concejal Embejucado. ¡Qué horror, apenas para Halloween!
Y no… no ocurrió en el país de los machos bravíos que toman tequila cantando rancheras, ocurrió aquí, en el Honorable Concejo del Municipio de Neiva. El pasado lunes 2 de octubre, dos de sus miembros protagonizaron una discusión en la que -cito a los medios locales- “casi se van a los puños”, ¡bochornoso señores, bochornoso! Aunque bueno, nada de esto sorprende en el país del “te rompo la cara marica”, dicho por un expresidente.
Así es, vivimos en un país donde la política se hace más con las vísceras que con la cabeza e incluso que con el corazón, en el que a los manes los crían imponiéndoles la maluquísima filosofía del “usted no se deje” y donde “tener pantalones” implica no dar el brazo a torcer porque: ¡hágale, usted es un varón, dele más duro! No honorables concejales, así no es, ni ustedes ni ningún hombre tiene que demostrar nada, ser más macho que el vecino, el colega o el ex de su novia, es tan importante como saber qué nació primero, si el huevo o la gallina.
Por eso ser honestos no es suficiente, porque ¡ojo! la corrupción no es el único ni el más grave problema del país, la cultura de la violencia nos ha deshumanizado y está metida hasta en la sopa.
Pero no, los que elegimos están lejos de dar ejemplo, al contrario, vi con mis propios ojos cómo uno de los involucrados dijo campante en una entrevista que “la política es eso, un tire y afloje” ¿en serio?, que no nos metan los dedos a la boca, no podemos seguir normalizando y aceptando la violencia, menos en escenarios pensados para construir el bien común. O si no, que les quiten el Honorable, porque sacar el “machómetro” y competir por ver quién es más alzado, de honorable no tiene un pelo, ni que estuvieran en Protagonistas de Novela. Menos reallity, más debate.
La verdad es que eso es culpa de todos y a la vez de nadie, por muchos años la política se viene haciendo así ¡a las patadas!, porque en el país donde los hombres sólo tienen licencia para expresar sus emociones a través del fútbol o en medio de una borrachera, así se gana el respeto y la admiración, gritando, manoteando e incluso amenazando de muerte, en otras palabras “poniéndose el cinturón”.
No nos digamos mentiras… en Colombia dos hombres tienen permiso de matarse, pero no de darse un beso, ni si quiera un abrazo ¿o quiere que lo chiflen? Nos encantan, nos encantan los que no se dejan, los que “se hacen respetar”, esos sí tienen mano dura, esos sí merecen el voto, esos sí son unos berracos.
Si usted también quiere un ejercicio político más digno, y de paso, un país bien preparado para la paz, dígale no a los berracos. Usted y yo podemos lograr que a más de uno le dé pena ponerse a buscar pelea, con eso hasta los convencemos de que está bien ser hombre y llorar, retractarse o evitar problemas. Y respiren concejales, respiren… que ser honorable también significa perderle el miedo a parecer débiles.
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Por: Claudia Álvarez – claudialbaricoque@gmail.com
Twitter: @cmalvarezh