Quienes le apuestan a que nada cambie, a que todo siga igual, son los pocos beneficiarios del actual estado de cosas, en su provecho usan cualquier fracaso de sus contradictores para presentar como una verdad irrefutable “que es mejor malo conocido que bueno por conocer”, y meten en el mismo costal a todos sus adversarios como si no existieran diferencias entre ellos.
Otra estrategia de los perpetuadores del statu quo, consiste en afirmar que los comportamientos indecentes o corruptos, son consustanciales al ser humano y que da lo mismo los unos o los otros, porque todos son iguales, induciendo al escepticismo y a la desesperanza.
Se descalifican serios análisis del desarrollo social apelando a citar a intérpretes baratos que deforman sus concepciones por egoístas intereses que riñen con el beneficio general.
Se equivoca un gobernante como Maduro, al creer que la igualdad social es posible decretarla, como una condición que pueda implantarse, debe entenderse que solo es factible como consecuencia de un proceso, que va eliminando y termina por superar las relaciones de producción existentes, pero para que sea viable, previamente se requiere que los sectores sociales afectados por el orden vigente, se sacudan de su tutela ideológica, de tal manera que logren promover cambios que armonicen con los intereses de las clases sojuzgadas.
Ahora las transformaciones que están al orden del día, para facilitar el ascenso de una sociedad en su realidad, por ejemplo en nuestro caso, una distribución equitativa de la tierra para lograr su pleno desarrollo, hoy frustrado por la excesiva concentración de las mejores fincas en pocos propietarios, que se tornaron en rentistas del suelo, por el contrario en el futuro para asegurar un mayor desarrollo de estas unidades agrícolas consolidadas, podría eventualmente requerir su integración, es decir revertir el proceso pero sobre una fase superior de desarrollo del campo.
Así Colombia en la actualidad para generar más empleo, mayores oportunidades de trabajo con seguridad social y bien remunerado, requiere fortalecer los sectores pequeños y medios de la actividad empresarial en la ciudad y el campo, de tal suerte que resulta oportuna la propuesta, en su programa presidencial planteada por el senador Robledo, de conformar en su gobierno un Ministerio para la pequeña y mediana economía, porque requieren una atención del estado diferente a la de la gran empresa, por supuesto sin menoscabo de esta; mejorar la vida material de las gentes no se logra destruyendo empresas, al contrario es facilitando su desarrollo.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com