Lograr que algún día se concreten los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y la insurgencia para poner fin a tan larga confrontación armada entre hermanos, es nuestro principal anhelo, pues las generaciones que emergimos después del año 48, no hemos vivido ni un solo día en paz.
Cuesta trabajo comerse el cuento que la firma de los acuerdos entre el gobierno y la guerrilla de las Farc, pongan fin al conflicto interno colombiano. La dejación de armas por parte de las Farc, será un enorme aporte para construir el camino hacia la paz, pero no será el fin del conflicto en Colombia.
Desde mi punto de vista de la confrontación interna en Colombia, quedarían en pie de lucha el ejército de liberación Nacional y una fracción del EPL, que aún no se ha desmovilizado. Las llamadas bandas criminales que parte de estas son fracciones de las antiguas AUC, más las pandillas juveniles que son una gran amenaza para la paz, por estar inmersas entre la población civil urbana, siendo estas el embrión de las bandas criminales, la insurgencia y el narcotráfico.
La firma de la paz en la Habana nos conducirá a un post acuerdo y no a un post conflicto, porque además de los diferentes actores que quedarían en armas, el pueblo colombiano seguirá cargando con el perverso modelo de salud, donde las EPS se roban la plata del régimen subsidiado y contributivo de los colombianos.
El modelo educativo que es un verdadero apartheid, donde los hijos de las élites gozan de una excelente educación, los de clase media de una regular educación y a los pobres que son mayoría, les queda la peor educación. El modelo de contratación diseñado para los grandes capitalistas, mientras los pequeños y medianos empresarios quedan sin opción alguna.
La mayoría de jóvenes de este país no ven, no hallan oportunidades para ingresar a la educación superior y cuando con gran esfuerzo lo logran, no encuentran oportunidad de empleo. Preocupa que en pleno siglo 21 aun existan escuelas y colegios académicos en especial en los estratos medios y bajos, cuando deberían ser técnicos para aprovechar la mejor etapa de aprendizaje de los educando y para que a temprana edad puedan contribuir con el desarrollo tecnológico del país a través del emprendimiento, tanto en las áreas urbanas como rurales.
“Un estado al servicio de una minoría, será un estado en confrontación”.
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Por: Miguel Rodríguez Hortúa – miguel.rh12@hotmail.com