En este trasegar del tiempo y de las contiendas políticas vienen quedando al descubierto los lobos que se vestían de ovejas, pues así como en el cuento de caperucita roja en el Huila existen muchos y por montones, ojalá no les pase lo del dicho popular de José Edgar “Esto es un asadero de pollo” hoy estás arriba pero mañana abajo y rostizado.
Así es la política muy distinta a como la describe en el diccionario de la real academia: Cortés con frialdad y reserva, cuando se esperaba afecto, en la vida estamos y el karma es el que queda.
Claro ejemplo del expresidente Juan Manuel Santos, hombre al cual respeto y admiro por su valentía y gallardía, pese a las muchas dificultades y tropiezos que tuvo en el proceso de paz, pudo sacar adelante este buen propósito, aunque muchos detractores no lo reconozcan pero así fue.
Ahora cuantas personas hablan mal, denigran y no reconocen que malo o bueno fue el único presidente que pudo desmovilizar las Farc, con fallas, con cosas por corregir, pero se logró el objetivo, y hay que decirlo y reconocerlo como verdaderos colombianos que somos.
El hablar mal de las demás persona que nos han dado la mano se ha vuelto el pan de cada día, muchos pagaban arriendo, con deudas, en la olla y muchas cosas más que no vienen al meollo, pero lo que realmente duele es la ingratitud y la falsedad.
Ahora se creen dueños y con poder diciendo que lo que vale es su electorado, pero la pregunta es ¿Alguna vez se han hecho contar? Yo creo que estos personajes son más lo que restan que lo que suman en un panorama político lleno de resabios y de dinero multiplicado por diez.
Muchas veces es mejor dejar amigos en el camino, nunca se sabe cuándo vas a ser útil para otra persona, no hay nada más lindo en esta vida que poder servir con gusto y de buen talante, como dice mi abuela la vida te cobra todo y el camino es largo.
La soberbia y la ingratitud se apoderan en vuestras espaldas como simulando llevar el mundo a tus ansias, queriendo conquistar a todos con tu mirada de lobo feroz, la prudencia como valor necesario para distinguir entre lo que es bueno de lo que es malo y mostrarnos cautelosos ante conductas peligrosas y llenas de falsedad.
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Por: Camilo Barbosa Jiménez – cristianbarbosa92@gmail.com
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