Sería muy agradable para mí que en unos treinta o cuarenta años si aún existo, ojalá que sí, encontrara en el diario digital una noticia en la que se informara acerca de la inauguración en la ciberbiblioteca departamental de un aula denominada Salón Virtual de Literatura Latinoamericana Winston Morales Chávarro, in memoriam del destacado escritor huilense, quien a raíz de la poca atención y apoyo prestado en este departamento se exilió en otros parajes en donde desarrolló toda su obra de finales del siglo XX hasta mediados del siglo XXI.
Me molestaría rememorar aquellos tiempos en que debió hacer maletas e irse de Neiva a raíz de haber sido poco valorado por sus coterráneos, pero sería muy halagüeño si en ese entonces el nombre de Morales Chávarro se ha convertido en toda una institución literaria, como muy seguramente lo va a ser.
En el Huila somos muy dados a hacerles la venia a muchos personajes foráneos, ensalzarlos, encumbrarlos, homenajearlos, condecorarlos y lisonjearlos hasta más no poder, pero a los de la casa, los que han hecho mérito para recibir los honores, para con ellos si somos tímidos y muy mezquinos.
Decía el muy querido y recordado Arismendi Mora Perdomo, quien aún vive y es objeto de atenciones en su hogar, que el mejor homenaje es el que uno mismo se financia y se hace, por eso los más galardonados siempre son los políticos, pues estos eventos y condecoraciones sirven para mantener vivo su ego, reuniendo en torno de si a sus fieles seguidores.
Me extrañaría que alguno de mis lectores no conociera a Winston Morales, pero por si acaso, quiero contarles que es un prominente novelistas y poeta que nació en la capital opita en 1969, de profesión comunicador social y periodista, magíster en Estudios de la Cultura mención Literatura Hispanoamericana y actualmente es profesor tiempo completo en la Universidad de Cartagena.
Ha sido merecedor de un sinnúmero de reconocimientos a nivel nacional e internacional, ganado destacados concursos de literatura como el Primer Puesto en la IX Bienal Nacional de Novela José Eustasio Rivera, por mencionar alguno pero muchos más que no alcanzo a señalar en este escrito; además varios poemas suyos han aparecido en revistas y periódicos de Colombia, España, Venezuela, Italia, Estados Unidos, Argentina, Puerto Rico, Polonia y México, y han sido traducidos al polaco, francés, italiano, portugués e inglés.
Este paisano nuestro de actuar tranquilo, sencillo, humilde, más bien silencioso, debe ser un orgullo para nosotros, pero además debería ser tenido en cuenta en las clases de español y literatura que se imparten en las instituciones educativas no solo del Huila sino también de todo el país y los estudiantes deberían conocer su obra, haber leído “Aniquirona”, conocer su esencia, haber estudiado la novela “Dios puso una sonrisa sobre su rostro” y entender su mensaje; comprender realmente lo que expresa este admirable escritor que creció en esta hermosa tierra y que seguramente en sus letras relata un sentir que todos los opitas llevamos por dentro, ese poema que retumba en nuestro corazón y en nuestra alma, pero no que no hemos sido capaces de volver palabras.
La importancia de Morales continúa traspasando fronteras, tan es así que en este momento se encuentra desplazándose hacia los Estados Unidos para participar en un conversatorio invitado por la Universidad de Harvard, junto a destacados literatos de habla hispana, en donde le rendirán homenaje.
Bien por Winston, pero mejor si lo tenemos más cerca del Huila y no permitimos que pase como a José Eustasio Rivera que se fue y nunca regresó.
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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