Fabricar, lavar y botar prendas de vestir tiene un gran costo medioambiental
Las protestas climáticas atraen a millones de personas en todo el mundo. Muchos gobernantes, han puesto en marcha planes ambiciosos para reducir las emisiones de carbono y, al mismo tiempo, hacer que la economía sea más ecológica. Hay una sensación de impulso para resolver nuestra crisis planetaria. Y, sin embargo, una de las principales causas del cambio climático sigue siendo ignorada o trivializada: la ropa.
La industria de la ropa y el calzado es responsable del 8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin una intervención abrupta, el impacto de la industria en el clima está en camino de aumentar casi a la mitad para 2030.
Preocuparse por la ropa a menudo se considera frívolo, en desacuerdo con la preocupación por el destino del planeta. Siempre fui anti-moda, porque me pareció que había cosas más importantes de las que preocuparse, como el derretimiento de los casquetes polares, la quema del Amazonas y la contaminación de nuestra agua, aire y alimentos.
Muchas personas no ven cómo la industria de la confección está conectada con nuestro medio ambiente, lo que significa que constantemente no prestamos atención a cómo podría ayudarnos a resolver nuestra crisis climática.
Pero la ropa afecta a todos los demás problemas ambientales que nos preocupan. Una camiseta de algodón; necesita miles de galones de agua para ser elaborada. Si esa camiseta es de rayón viscosa, es muy posible que provenga de un árbol talado en el Amazonas (el rayón viscosa se hace a partir de plantas). Y si es de poliéster, acrílico o nailon, estás usando plástico. Cuando esa ropa de plástico se lava, arruina nuestros océanos con contaminación microplástica.
Afortunadamente, algunas empresas de ropa se están dando cuenta de la crisis climática. Un número creciente de marcas está cediendo ante la presión y las encuestas de consumidores que muestran que la sostenibilidad y la ética son las principales preocupaciones de los compradores jóvenes.
Los consumidores tenemos un papel importante que desempeñar para hacer que la moda sea sostenible. Podemos extender la vida útil de toda la ropa cambiando más de nuestras compras a la reventa de segunda mano y en línea, alquilando para ocasiones especiales y reparando la ropa en lugar de botarla. Podemos elegir ropa remanufacturada y reciclada.
Podemos poner nuestras lavadoras en frío y considerar secar más ropa al aire libre en lugar de usar la secadora. También debemos apoyar a las empresas que están haciendo esfuerzos genuinos para frenar su huella de carbono y obtener materiales más sostenibles.
Necesitamos activistas, periodistas, científicos, inversores y académicos que se centren en la sostenibilidad para incluir la ropa en su trabajo. Necesitamos innovación tecnológica e inversión en nuevas fibras y procesos de fabricación, una investigación más profunda y más ideas de vanguardia. Requerimos la acción del gobierno y una política innovadora que tenga en cuenta el impacto global de las cosas que compramos.
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Por: María Fernanda Plazas Bravo
Twitter: @mafeplazasbravo
Ingeniera en Recursos Hídricos y Gestión Ambiental
Especialista en Marketing Político – Comunicación de Gobierno
Universidad Externado de Colombia
