Neiva como la mayoría de las ciudades de Colombia, carece de una oficina de Planeación consistente y con dientes para ordenar en el largo plazo el desarrollo pensando en sus habitantes y en el futuro; al mismo tiempo no dispone de un organismo de control del Medio Ambiente, que intervenga con eficacia en la protección de los recursos hídricos, la flora y la fauna que son los que contribuyen a conformar un hábitat saludable para la gente.
Esto por supuesto no es una casualidad, es una condición necesaria para los politiqueros que aprovechan el caos y convierten en un negocio la construcción desarticulada y anárquica, sin importar las consecuencias negativas que esto ocasiona en movilidad, seguridad, costo de dotación de servicios públicos, polución, ausencia de espacios de esparcimiento, privación de aéreas con cobertura vegetal que contribuyan a la producción de oxigeno, en fin facilitan levantar urbes que acentúan la pobreza y la desigualdad.
Esta notoria deficiencia de entes gubernamentales, va acompañada de legislaciones ambiguas, que generalmente no ocupan las discusiones de los concejos municipales, porque la mayoría de sus miembros forman parte de los carteles de negocios y facilitan evadir los precarios controles de que podrían ser objeto por parte de la Contraloría, la Procuraduría o la Fiscalía instituciones permeadas por la corrupción.
Mateo Trujillo y Leyla Rincón, dos concejales de Neiva, atípicos porque se han caracterizado por preocuparse por la vida de sus moradores, osaron acompañar a un grupo de ciudadanos inquietos por la conservación de uno de los pocos humedales que le quedan a la ciudad, a reclamarle a la constructora que adelanta un proyecto urbanístico en los predios de la influencia del depósito natural acuoso.
Ahora los presuntos organismos de control, los mismos que han guardado absoluto hermetismo sobre la preservación de reservas naturales, que vieron como se desaparecieron los recursos para terminar una torre en el hospital, como fallecieron varios obreros por el desplome de la remodelación del estadio de fútbol, como han dilapidado recursos haciendo y deshaciendo un pretendido parque en la vía a Surabastos, como enterraron millones en un hueco que llaman reservorio, para el sistema de acueducto y otros entuertos en los que se afecta sensiblemente el patrimonio de los huilenses, mudos frente a todo estos desafueros, ahora para servirle a sus politiqueros patrocinadores, le abren investigación disciplinaria a los defensores de los intereses de la comunidad.
Definitivamente el único remedio es ganarle en las urnas a los que siempre han mal gobernado, eligiendo personas como Mateo y Leyla.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com