No quiero escribir una columna de opinión colmada de elogios o exaltaciones, dedicada a Luis Humberto Tovar Trujillo, a quien aprecié mucho, por ser precisamente como fue, un gran amigo, un conservador auténtico y un ser humano como todos, con virtudes y defectos.
Su franqueza sin censura y capacidad de defensa de sus ideas, eran tal vez sus más destacadas cualidades, que además le generaban algunos inconvenientes en lo político y de paso en lo laboral y social, porque las alimentaba con algo de tozudez y arrogancia, de lo cual se sentía orgulloso, aunque yo creo que, en ocasiones, en momentos de soledad, tenía que cavilar y aceptar que se le había ido la mano o había cazado un debate que debía atender con precaución y con altura.
Recordemos asuntos como el hallazgo que hizo de un error en el cobro de impuesto al consumo a una distribuidora de licores en el departamento del Huila mientras era secretario de hacienda departamental, en el periodo de gobierno de Jaime Bravo Motta, hecho que le costó el puesto de manera prematura, por hacer esta denuncia de manera pública.
De la misma forma, dio otras peleas enfrentando la corrupción, cantándole la tabla a más de un funcionario público, no solo por el manejo indebido de los recursos sino también por la ineptitud a la hora de ejercer las funciones asignadas.
Cuando el controvertido periodista y ex senador Edgar Artunduaga Sánchez (Q.E.P.D.) retomó las emisoras de lo que fuera el Sistema As, ahora La Nación Huila Stereo, se conformó una mesa de trabajo compuesta por opinadores de alto calibre, como, Miguel Antonio Perdomo, Carlos Tobar (Con b), Orlando Mosquera, Luis Humberto Tovar (Q.E.P.D.), Martha Ligia Trujillo (Q.E.P.D.) y el mismo Edgar Artunduaga.
Al fallecer el director de este medio de comunicación, fui convocado para gerenciar esta emisora y allí tuve la oportunidad de intercambiar opiniones con este connotado grupo de personajes, hasta que la pandemia obligó a disolver el equipo y adoptar otro formato. Durante el tiempo compartido en aquellas mañanas radiales, aún con la mesa completa, Luis Humberto se caracterizó por sus posturas férreas en defensa de su pensamiento de derecha.
Recuerdo que cuando yo tenía diecisiete años cumplidos, Luis Humberto asistió a mi ceremonia de grado de bachiller en el municipio de Gigante, acompañado de Héctor Polanía Sánchez “mano pola”, gesto que le agradecí siempre, porque siendo mis padres liberales, su sentimiento de amistad estuvo por encima de esas diferencias ideológicas.
Pasado el tiempo me le acerqué para que me orientara acerca del ideario político de los partidos y me explicara a fondo el por qué ser conservador o ser liberal, y él me invitó a leer una obra de Gerardo Molina, “Las ideas liberales en Colombia”, posteriormente tuvimos algunas conversaciones al respecto y aunque estuve muy cerca de él, finalmente decidí militar en el liberalismo, partido de mis abuelos y mis padres, una decisión que Luis Humberto respetó siempre.
Tengo los mejores recuerdos de Luis Humberto Tovar Trujillo y creo que fue un buen ciudadano, un buen hijo, hermano, esposo, padre y amigo. Que Dios lo reciba en el reino de los cielos y le otorgue la paz eterna que sólo Él puede conceder. Un saludo afectuoso y solidario para sus hijos Juan Pablo, José Luís y María del Pilar.
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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