Colombia es un país de escándalos cíclicos y para garantizar que así sea, el gobierno, grandes empresarios y otros actores protagónicos del acontecer de esta nación, permanentemente alimentan y forman clowns profesionales para que haya obligatoriamente algún show que se convierta en moda temporal y mediática.
Las dos primeras “P” a que hago referencia se relacionan precisamente con el “Proceso de Paz”, una apuesta jugada por el gobierno Santos mediante la mecánica del diálogo y los acuerdos bilaterales que como todos saben, fluctúan de acuerdo a los intereses de todos los que de algún modo se han beneficiado o se lucran aún, gracias a la confrontación interna de nuestro país.
El “Proceso de Paz” se ha dilatado por varios años ya, y aún no se concluye nada, porque el carácter dubitativo de los negociadores, alimentado por sus intereses particulares, no permiten que esto avance de manera clara, pero lo más preocupante es que políticamente el país tampoco tiene resuelta la manera de cómo atender esta situación, cuando finalmente se llegue al tan esperado pacto de paz. Ese es un tema que debe generarle bastante ojera a señor presidente Juan Manuel Santos Calderón.
La tercera “P”, la cual obedece a otro asunto bien complicado, es el caso del magistrado “Pretelt” y sus múltiples movimientos oscuros entre personajes con un largo prontuario delictivo en nuestro territorio nacional, situación ésta que tiene muy mal paradas a las altas cortes y pues obviamente a la justicia colombiana, la cual se muestra absolutamente permeable y débil en cuanto a su blindaje en lo relacionado con el acecho criminal, lo cual resta garantías a la transparencia que debiera existir en el manejo de estos importantes asuntos de monumental interés nacional.
Este sainete que inicialmente pareció ser pasajero y sin mayor trascendencia, pasó a ser el más bochornoso asunto judicial de alto turmequé de los últimos tiempos, que además de quitar horas de sueño al alto ejecutivo, promete seguir en la palestra pública por mucho más tiempo, mientras se resuelve o se aclara.
Las últimas dos “P” obedecen nada más y nada menos que al “Paro de Profesores”, asunto que no ha sido manejado con el mayor talante y que puede a raíz de la soberbia de la Ministra de Educación, Gina María Parody d’Echeona, convertirse en una cuestión bastante compleja para la administración Santos, pues lo profesores, maestros o docentes, como deseen llamarles, tienen toda la intensión de mantenerse en pie de lucha hasta que les resuelva todos los puntos expuestos en el pliego de peticiones del paro.
Es justo realmente que el alto gobierno preste verdadera atención al sentido clamor de los educadores, máxime en un mandato en el que se reza la frase de “Colombia la más educada”, emulando el slogan del exalcalde de Medellín y hoy gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo.
Con estas “5 P” el doctor Juan Manuel Santos tiene con qué entretenerse en el día y desvelarse en la noche. Ojalá pueda reflexionar bien junto a sus ministros y asesores y logre salir avante con estos tres chicharrones.
—
