Azaroso es el camino que transita la humanidad hacia adelante, el pasado se aferra con desesperación para no ser borrado definitivamente de la historia. No deja de sorprender que a cada paso en el avance de la ciencia y el conocimiento, al mismo tiempo proliferen agrupaciones e individuos fundamentados en el obscurantismo y el prejuicio; por supuesto no es casual, tiene una explicación.
En un planeta en el que la concentración de la riqueza y el poder no tiene precedentes, sus detentadores acuden a cuanta practica les sea útil para preservar sus privilegios y acrecentar sus capitales, por ello estimulan creencias como la inevitabilidad de la pobreza, la superioridad de la raza blanca, la solución tecnológica de la devastación de la naturaleza; erigen muros físicos y convencionales contra los inmigrantes y las minorías; todo esto y mucho más.
Cuando el control social no les funciona, optan por la mas monstruosa violencia a la que no escapan ancianos y niños, con piquetes antimotines, asesinatos selectivos mediante fuerzas paramilitares y la guerra misma.
En la travesía al futuro; la tecnología aeroespacial China acaba de posar una astronave en la cara oculta de la luna terrestre, algo nunca hecho, que involucra conocimientos de múltiples ciencias para ser posible; a su vez permitirá comprender muchos fenómenos de la naturaleza y el origen de nuestro sistema solar, un acontecimiento positivo por supuesto.
Al mismo tiempo el ayer en otro lugar del planeta retrocedía a la sociedad brasilera eligiendo presidente a un hombre que no se ha mordido la lengua para anunciar su desprecio por la democracia y desdén a los derechos y la protección de los marginados y la naturaleza, incluida la selva amazónica, el gran pulmón del mundo.
Y en nuestro pequeño rincón, un mandatario servil y despreciable, apela a tergiversar la historia para presentar a quienes nos despojaron de Panamá e iniciaron un siglo de saqueo continuo de nuestras riquezas, como libertadores y benefactores, procurándose el beneplácito del procónsul encargado por Trump.
Así como la compra de bonos verdes no resuelve la contaminación con dióxido de carbono, ni las bulas papales borran el impacto de los pecados cometidos por los creyentes, la mentira no lograra resolver los abismales desajustes que aquejan a nuestra sociedad, por el contrario, auguran su profundización, a menos que como ya ocurre en innumerables recodos del planeta la sociedad se pronuncie y subvierta el orden, impidiendo el avance de las multinacionales depredadores y sus secuaces.
Los bárbaros podrán quemar muchas bibliotecas de Alejandría, pero siempre ellas retoñarán como en el Renacimiento, desplegando la luz que ilumina la senda del progreso de la humanidad; los incendiarios deberían aceptarlo.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com