Ya no recuerdo cuando utilice por primera vez el internet, o mejor prefiero olvidarlo porque el acceso era como un parto: lento y en ocasiones frustrante, cuando en mitad de la sesión la señal se interrumpía.
Ahora es más fluido y versátil, los buscadores son más intuitivos y nos llevan a los lugares que más frecuentamos, a veces quisiera que no fuera así, para forzarme a explorar nuevas alternativas.
Debo confesar que su uso ha abierto mundos a los que de otra forma me hubiera sido imposible llegar, son innumerables experiencias agradables para mencionar, por ejemplo en YouTube, conocer la vida y obra de Sixto Rodríguez el sugarman, un maestro de obra que trabajaba en Detroit, a la orilla del río y que produjo una música maravillosa, desconocida en su país, pero que tubo enorme éxito en Sudáfrica, porque asimiló sin proponérselo, el espíritu de rechazo al apartheid entre la juventud blanca culta, que utilizó por más de cuarenta años sus canciones como himnos a la libertad, sin que Rodríguez se enterara.
Descubrir valiosos documentales sobre la naturaleza y el cosmos que han despertado la curiosidad por conocer más de nuestro hábitat y apreciarlo mejor, las extraordinarias series sobre las especies que habitan el planeta y su contribución a la sostenibilidad de la vida; pero también el internet me ha permitido ver en tiempo real los horrores de la pobreza y la desigualdad, los letales efectos de la guerra, la crueldad en su más refinada expresión reflejada en el dolor de un niño abusado o una madre desarraigada.
Este maravilloso instrumento de la tecnología, ha facilitado la posibilidad de expresar opiniones, sobre muchos temas, a miles de seres que nunca conoceré, pero que de alguna manera se expresan y me leen o me escuchan, si pongo un video en la red.
Nos permitió observar las masivas movilizaciones de los maestros en estos días de paro, reclamando por recursos incluso para que estos prodigiosos medios de la ciencia estén a disposición de los alumnos, al mismo tiempo vimos la respuesta cruda y despiadada del gobierno: garrote del ESMAD y la negativa a mejorar el presupuesto.
La red sin duda puede ser una gran aliada en el propósito de democratizar la información, pero a su vez también podría convertirse en el vehículo de la deformación de la misma, alentando prejuicios y la exacerbación de los bajos instintos, nos cabe la responsabilidad de darle un uso que beneficie a la humanidad.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com