Terminado el conflicto con las Farc y gracias a la calma chicha que vivimos, ha comenzado la sociedad a fijarse en otros asuntos, que seguramente hacen más daño, y día a día afectan gravemente el mantenimiento de nuestra institucionalidad, esto sucede con el fenómeno de la corrupción, que pareciera haberse enquistado de manera tal en el Estado que fuera imposible combatirla.
Tanto a nivel local como nacional, cada vez que escuchamos un nuevo escándalo, creemos que se ha llegado al límite, que ya no podemos caer más bajo, pero no es así y cada semana nos sorprendemos con algo peor, ahora las coimas no son en pesos, son en dólares, en millones de dólares, y el involucrado, no es el típico funcionario público que busca como completar su penoso salario, sino que son ministros, congresistas y parece que hasta presidentes y expresidentes.
A tal punto llegamos que el Fiscal Anticorrupción, otrora abogado de varios congresistas, entre ellos uno del Huila, está preso por corrupto, ¿cuándo se corrompe la sal que podemos esperar, que esperanza tenemos?
Varios son los indignados, los partidos políticos, y en general, los movimientos de ciudadanos que quieren y pretenden tomar las banderas de la lucha contra la corrupción, es más, el partido del cual soy Directivo Nacional, inició el trámite de una Consulta contra la Corrupción, criticada por algunos como populista pero de la cual fui testigo de su fervorosa aceptación por la ciudadanía, que hacía fila para poder firmar y ayudar a completar el número suficiente para que la misma sea llevada a las urnas.
La verdad no creo que una Consulta sea la solución a nuestros graves problemas de corrupción, seguro ayudará en algo, pero la única forma de acabar con este flagelo esta en las elecciones, si el pueblo no participa en ellas escogiendo a los mejores, a políticos honestos, que aunque no lo crean, los hay, y muchos; no habrá solución, pues de no ser así, llegaran al poder los que ya tienen una clientela cautiva, porque, los tienen amarrados a un puestico público, o a un subsidio, o peor, llegarán los que tienen el dinero para comprar los votos que les asegure la curul.
Lamentablemente, lo descrito es lo que pasa en la mayoría de las elecciones, agravado por la no participación, que para las elecciones de Congreso fácilmente supera el 60% de abstencionismo, lo que facilita la tarea de los corruptos pues con menos clientes y menos dinero logran su cometido.
Ya es hora que dejemos de comportarnos como clientes y lo hagamos como verdaderos ciudadanos, pues sin ninguna duda, los ciudadanos que no tenemos precio somos más y cuando salimos a participar y a votar queda plenamente demostrado.
—
Por: Diego Muñoz Marroquín