Érase una vez… un devaluado esfuerzo

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Karlos Umana AriasSegún el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, -DANE- el 49,9% de la población del departamento del Huila son mujeres, esto es 499.737.

Ésta marcada diferencia es una constante en los principales municipios. Neiva como capital del departamento por ejemplo, registra una cifra superior, 52,3% de su población, es decir 172.845.

La lucha por la equidad de género que se ha venido librando en nuestro país en las últimas décadas nos ha llevado a ratificar la importancia del papel de la mujer en la existencia misma, ¿Pues qué sería de nosotros sin su presencia, máxime en una región en donde abundan? aunque desafortunadamente sean azotadas por fenómenos absurdos como el machismo y el maltrato. Y es que esta premisa está lejos de ser una tesis feminista, la realidad que a diario enfrentas las mujeres opitas, es desgarradora.

Según informes del Ministerio de Salud y Protección Social, fundamentado en cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses; en los últimos tres años, 9292 mujeres del departamento del Huila han reportado ser víctimas de algún caso de violencia.

Lo cual de por si ya es un panorama desalentador, pero si a esto le sumamos que no todos los casos son denunciados, tendremos una oscura realidad. Y es que no en vano, en el escalafón de la violencia contra la mujer elaborado por el gobierno nacional, nuestro departamento aparece ocupando el muy deshonroso cuarto lugar, como resultado de los 2502 casos de maltrato infantil, 1980 de violencia sexual y 4810 de violencia intrafamiliar, en donde solo se referencian afectadas.

Pero la violencia que hoy padecen nuestras mujeres es tan amplia, que no solo se presenta con hechos físicos. Por ejemplo, en el campo laboral, puede que estén mejor calificadas, que sean más eficientes y que tengan un mejor perfil de liderazgo; sin embargo, la realidad es que ellas siempre ganan menos que los hombres, así estén en el mismo cargo.

Y esta ya es una realidad general, no solo de nuestro departamento, sino del mundo entero.  De acuerdo con la Organización Mundial del Trabajo –OIT-, las mujeres ganan 10% menos que los hombres, pero los datos del –DANE- indican que en el país este indicador de desigualdad alcanza el 21%.

Lo que más preocupa en esta materia, es que si según el Foro Económico Mundial, reducir esta brecha salarial tomaría 118 años, ¿a nuestro país, en donde la tasa es el doble, le tomaría también el doble, o sea 236 años? En el año 2011, el Movimiento Político MIRA, creo la ley 1496 denominada “A Igual Trabajo, Igual Salario”, la cual busca que mediante estímulos y sanciones las diferentes empresas, brinden equidad salarial a hombres y mujeres, y aunque la misma fue sancionada al año siguiente, su aplicación ha estado en veremos. Baste no mas brindar una mirada a las decisiones del mandatario nacional. Con la salida (tardía por cierto) del Brigadier General Rodolfo Palomino de la dirección general de la Policía Nacional, se esperaba una decisión que devolviera la confianza total en la institución.

Quizás la decisión más acertada hubiese sido considerar el retiro de Palomino, meses atrás, y así el nombre de la Mayor General Luz Marina Bustos (De rango superior a Palomino), única mujer en llegar a tal rango, quien desde hacía dos años se desempeñaba como Subdirectora general de la institución, se hubiese tenido en cuenta para tan importante labor como trabajar por la honra de esta institución, no obstante, quien en otrora dijera “No hay que ser ‘rambo’ para ser generala” , decidió semanas antes, apartarse de este cargo, ¿Mala Suerte?, ¿No supo esperar?, Quizás, pero la ausencia de mujeres en su rango, y en cargos como la dirección general de la policía, era telonero de lo que hubiese podido pasar si la Mayor General hubiese continuado en el cargo.

La decisión de la Mayor General, sin duda le ahorro una gran encrucijada al Presidente de la república, pero nos recordó, que si para ser generalas no hay que ser “Rambo”, para sobrevivir como mujeres y luchar contra la devaluación de su esfuerzo, sí.

Por: Karlos Umaña Arias – karlos.umana@gmail.com

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