Sobrepaso las cinco décadas y desde que tengo memoria, que es muy buena, por cierto, tengo imágenes de niño frente a un gran pesebre.
Al comienzo en una casa hermosa ubicada en el municipio de Tarqui, que trae a mi mente los más bellos recuerdos de infancia, compartiendo en familia en torno a esa maqueta que trata de significar, recrear, conmemorar y enaltecer, los espacios y momentos que antecedieron al nacimiento de nuestro Señor Jesús, y el instante mismo del alumbramiento del Salvador del mundo; luego por algún tiempo en Guadalupe y más adelante en la capital del Huila.
Francisco Ochoa, es una persona de admirar. Fue en sus años de juventud telegrafista y luego pasó a ser funcionario de la que se llamó la Caja Agraria, desarrollando y culminando su etapa laboral en esta entidad como director de la misma, en municipios como Yaguará y Guadalupe, es decir, que fue un ejecutivo como otros que conocemos, pero con un valor humano y religioso adicional, su sentimiento de amor, entrega y devoción hacia el Divino Niño, la Santísima Virgen María y San José (Sagrada Familia de Nazaret).
Pachito, como se le conoce, es un hombre de admirar por su ejemplo de vida, por su devoción y por su dedicación al deporte, pues madruga todos los días a hacer un recorrido de varios kilómetros sobre su bicicleta, actividad que lo llena de vida y salud.
Si usted practica algún deporte como el atletismo o el ciclismo, es muy posible que se lo encuentre en la carretera, pedaleando con toda la energía, gracias a la vitalidad que posee.
Ninguna de sus actividades físicas, sociales o familiares, le ha impedido mantener la tradición de la construcción año tras año, desde la década del setenta, del siglo anterior, de un majestuoso pesebre, en el que ha puesto sus manos en cada una de las piezas, razón por la cual ha sido catalogado como todo un artesano.
Esta construcción que demanda de más de un mes de trabajo, docenes de tablas y listones de madera; tejas de zinc; varias libras de puntillas y tornillos; un sinnúmero de pliegos de papel decorado; decenas de metros de instalaciones navideñas y más de trescientas figuras, algunas con movimiento; permite que cada año podamos admirar el que califico como el más bonito y vistoso pesebre que haya podido conocer.
Las remembranzas me llevan a amaneceres desde el primero de diciembre, cuando melodías entonadas por coros de niños cantando villancicos me despertaban de la manera más agradable posible, convirtiendo esta época en el periodo más lindo del año, la temporada de Navidad; gracias Pachito por engrandecerla con su obra de arte.
Adenda:
Hoy celebramos el día de las velitas como significado de la víspera del día de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de María, patrona de Neiva. Que sea una fecha dedicada a la reflexión y a la unión familiar.
Que no se confunda su verdadero significado porque este evento se desarrolla para rendirle homenaje y glorificar la maravillosa noticia de la concepción de la Sagrada Virgen María.
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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