El juego de la calumnia y la retractación

699 views
3 mins read

El humor político no puede ser una excusa para lanzar afirmaciones deshonrosas contra ninguna persona, tampoco puede ser un escudo para indilgar soterradamente delitos sin tener las suficientes pruebas.

Aunque a este tipo de humor se le considere una categoría del Periodismo, quienes lo practican, deben siempre contar con el suficiente sustento en cada una de sus afirmaciones.

De lo contrario, por más defensa del derecho a la libertad de expresión, de sobrepasarse el límite, se estarían afectando otros derechos fundamentales como el de la honra y el buen nombre.

No todos los colombianos tendrían que saber que el Periodismo permite hacer este tipo de mixturas, si los señalamientos son publicados en un medio serio, los lectores asumen que lo escrito por un columnista de opinión conserva el mismo nivel.

Los mensajes que usan la sátira y la burla para trasmitir una posición política y crear conciencia en la sociedad, calan en el imaginario colectivo.

Lo anterior, no le quita que en los países democráticos este tipo de propuestas informativas son válidas, siempre y cuando contengan un adecuado tratamiento investigativo.

Por otra parte, tampoco el fuero de expresidente y el de Senador me pone por encima de la ley y la Constitución. No es para nada razonable que un honorable representante de la patria ande imputando delitos consagrados en el Código Penal a quienes lo atacan en sus columnas, y menos a través de medios masivos de información como el Twitter.

Esta práctica se ha vuelto tan recurrente en algunos personajes de la vida política nacional, que debido a la poca eficacia sancionatoria de la Injuria y calumnia, siempre la retractación hasta antes de emitirse un fallo condenatorio de primera o única instancia, es suficiente para que no haya lugar a la responsabilidad penal.

Quienes leyeron que Samper era un “violador de niños”, no son las mismas personas que leyeron que fue un “violador de los derechos fundamentales de los niños”.

Ni samperista ni mucho menos uribista. Tan solo realista.

Por: Eduardo Bautista Oviedo

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Ir al contenido