El dueño de las basuras

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¡De malas!… o ¿qué va a hacer? Con este grito y este reto, me respondió un habitante del barrio Siete de Agosto, cuando lo increpé y le pedí que dejara de arrojar basuras en la cuenca de la quebrada “La Toma”, con una combinación de sentimientos entre rabia y tristeza tuve que marcharme con la frustración de ver como este individuo arrojaba con mas ahínco la basura, mientras me miraba desafiándome; lastimosamente no encontré ninguna autoridad policial, que me permitiera exigir el cumplimiento del Código de policía, el cual enuncia en su Artículo 111, “Los siguientes comportamientos(…) no deben efectuarse” en su Numeral 8. Establece “Arrojar basura, llantas, residuos o escombros en el espacio público o en bienes de carácter público o privado.”

Debo contarles que desde hace unos años recorro constantemente por ese sector y que me duele inmensamente, observar como día a día la quebrada “La Toma” está muriendo y que sus aguas están siendo remplazadas por basuras y animales muertos; hace un tiempo, logramos con la ayuda y el apoyo del profesor Vladymeer León, organizar una minga con más de cien estudiantes de la Universidad Surcolombiana, para realizarle una jornada de limpieza a su cuenca; logrando sacar más de tres toneladas de basura, en ese momento sentimos una gran tranquilidad espiritual, por que pasamos de la queja ciudadana a la acción social; lastimosamente a los pocos días volvimos para ver el resultado de nuestra labor y tristemente vimos en la quebrada el mismo aspecto, lleno de basura y de residuos, como el día antes de que hiciéramos la intervención.

Estas situaciones nos hacen pensar, que nos estamos equivocando como sociedad, y más los que habitamos en las ciudades, los cuales pareciera que  no tenemos la más mínima conciencia con el medio ambiente, no desperdiciar agua, arrojar basuras, cortar árboles, invadir terrenos prohibidos o en zonas de alto riesgo, son conductas habituales del citadino y realizamos estas prácticas hasta que nos descubran o nos sancionen, como si la conducta debiera ser corregida y/o reprendida pero nunca prevenida.

Pero retornando a las basuras, es necesario que el cambio comience desde el hogar, más que en las instituciones; la ama de casa y el padre de familia deben comenzar a realizar acciones simples que permitan contribuir con las buenas prácticas ambientales, enséñele a su hijo a no arrojar basura en la calle, si puede divida la basura en dos bolsas, una con residuos domésticos y otra con residuos reutilizables (bolsas, envolturas, botellas, papel, entre otros) pero existe una que es la más sencilla y al mismo tiempo la más importante, ¡sea responsable con la basura de su casa!

Es que su responsabilidad no termina con poner la bolsa fuera de la casa y cerrar la puerta, su responsabilidad, está en sacarla en el momento indicado; su responsabilidad esta en colocarla en lugares donde los perros no puedan alcanzarla y destruyan la bolsa regando los desperdicios y si llegara a suceder, es su deber moral, volverla a recoger; su responsabilidad con esta ciudad también se ve reflejada en el momento en que llegado el caso, su hogar se quede con las basuras porque no pudo sacarla a tiempo, pues debe mantenerla hasta el próximo recorrido de la empresa recolectora o en buscar un sitio donde se esté haciendo el recorrido o esté pasando el vehículo recolector. Pero NO, montarla en su moto o su automóvil y buscar un potrero y arrojarla sin importarle el mundo y mucho menos sacarla y ponérsela en frente de la casa de un vecino y menos aún buscar una quebrada (de las pocas que nos quedan) para arrojarla, pensando que como la basura ya no está en su casa, ya no es de su responsabilidad

Recuerde usted es el dueño de su basura y esta ciudad es su casa y es mi casa.

Por: Oscar Eduardo Mazorra – osmazorra@gmail.com

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