El ajedrez político

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Se aproximan las elecciones regionales que sin lugar a dudas definen la vigencia y poderío de partidos políticos y de movimientos ciudadanos, que ponen en evidencia la fuerza y autoridad de los dirigentes políticos que desde ya como ajedrecistas tratan de establecer una estrategia de juego para afrontar una de las partidas más difíciles de los últimos tiempos.

Y en este ajedrez político que se empieza jugar, para nuestros “lideres” es tan importante ganar que no les importa hacer enroques con personajes con quienes hasta hace algunos días ni siquiera se hablaban y hoy de la noche a la mañana se muestran cogidos de la mano y compartiendo los más altruistas pensamientos.

Igualmente, en este ejercicio democrático sin pudor alguno se sacrifican muchos alfiles, esos mismos que durante años estuvieron en la partida militando y defendiendo los supuestos ideales de un partido, pero que a ojo de buen cubero no alcanzarían para ganar el juego y es mejor sacrificarlos para defender el Rey o para permitir que un peón pueda llegar a casilla 8 y coronar.

Se hacen públicos los avales para los aspirantes a las diferentes corporaciones y se generan tormentas políticas por las decisiones tomadas y por los procedimientos seguidos que en muchas ocasiones difieren de los olvidados estatutos que en otrora eran la hoja de ruta por estas épocas.

El cambiar de partido en esta feria de los avales es muy común y pareciera que los candidatos traen en su maleta camisetas rojas, amarillas, azules, verdes y blancas y que después de participar en una subasta salen con la que a suerte les toca, y tratando de esgrimir banderas de un partido que desconocen y que como en reality de actuación barato intentan representar un personaje del que no tienen ni idea y que el público prepago aplaude a plena conciencia de la falsedad de este burdo montaje.

Es triste ver que hoy por conveniencia se olvidan los amigos de siempre, aquellos que estuvieron en las partidas pérdidas o los que abandonando los intereses personales se la jugaron por un proceso y por los ideales colectivos de un movimiento.

Hoy las decisiones se toman con base en encuestas, en proyecciones y en alianzas sin importar el sacrificio de los militantes de siempre y sin importar que poco o nada represente el candidato a un determinado partido. Acá lo importante es que a la hora de hacer un balance post electoral los guarismos aritméticos demuestren y respalden victorias pírricas, que se pueda presumir de tener gobiernos prestados en diferentes localidades o al menos un mancho de color de partido para poder desde ahí proyectar elecciones parlamentarias en las que se llamara a la unidad, la lealtad y el respeto por un partido político.

Sería interesante hablar del protagonismo de los directorios políticos pero no acostumbro escribir sobre cadáveres y es mejor dejarlos que duerman el sueño de los justos, relegados a ser juglares y cuenteros, haciendo que trasciendan esas historias que a hoy son poco creíbles, de como en otros tiempos las decisiones se tomaban consultando las bases y como resultado de un dialogo real no de la socialización de decisiones ya tomadas.

Nos resta esperar el día de las elecciones para saber a cuál de los múltiples ajedrecistas le resultó la estrategia y gana la partida. Hoy podemos tener a los politiqueros en jaque pero hay que estar pendiente porque pueden correr la dama como caballo y propinarnos un jaque mate.

Posdata: no se olviden aquel proverbio italiano: Una vez terminado el juego, el Rey y el Peón vuelven a la misma caja.

Por: Carlos Andrés Facundo Ortega – andresfacundo@hotmail.com

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