El viejo adagio popular “Dime con quién andas y te diré quién eres”, cobra un especial valor en época electoral, pues todos los candidatos representan intereses de personas que invierten en una campaña determinada dependiendo del compromiso que el candidato adquiera en la defensa futura de esos intereses, muchas veces ocultos para los ciudadanos electores.
Finalmente no se elige sólo un candidato, y tampoco es muy cierto afirmar que se eligen programas y no personas, pues la verdad es que nuestro sistema electoral no permite un debate riguroso acerca de las ideas de cada candidato. Las falacias de la democracia.
Sin embargo, sí es importante saber de antemano qué personas rodean a cada candidato, cuáles son sus intereses y sus aspiraciones futuras, pues de eso dependerá en gran medida las políticas públicas propuestas y la administración de los recursos durante el período de gobierno de quien salga elegido. Hablemos entonces de los candidatos que lideran la intención de voto a la Gobernación del Huila.
Carlos Ramiro Chávarro, candidato del partido Conservador, tiene compañías interesantes. No solo pareciera ser el candidato soterrado del uribismo, y acá vale la pena analizar la tendencia que presenta el partido Centro Democrático de elegir candidatos propios para después vender futuras alianzas, con lo cual esperan asegurar cupo en el poder local, lo han hecho así en diferentes zonas del país, incluso en Bogotá; y en el Huila se sabe desde hace algún tiempo que buscan una alianza estratégica con el candidato Chávarro que, a todas luces, tiene muchísimas más posibilidades que su candidato, Manuel Macías.
Se han unido a Chávarro también algunos políticos del Partido Verde que protagonizaron escándalos como la fraudulenta elección del Personero de Neiva e incluso algunos no recibieron aval de ese partido para aspirar en estas elecciones.
Por otra parte, no es un secreto, a estas alturas de la campaña, que la baronesa electoral del Huila, Cielo González Villa, se ha sumado en los últimos días a la lista de personajes cuestionados que hacen parte de la campaña de Carlos Ramiro Chávarro.
No creo que sea necesario hacer una lista de asuntos por los cuales el apoyo de Cielo González Villa es cuestionable para una campaña a la Gobernación, pero quiero detenerme en dos cosas: la primera son los nexos de su familia y de ella misma con carteles de la contratación estatal (su esposo enfrenta actualmente una condena por corrupción en el PAE); la segunda, son sus aspiraciones personales de ser gobernadora.
Estas dos circunstancias dejan entrever cuáles son los intereses que defendería Chávarro en un eventual gobierno suyo, situación que definitivamente le restaría independencia.
El otro candidato que lidera la intención de voto es el liberal, aunque inscrito por firmas, Luis Enrique Dussán, quien cuenta con el respaldo de otro barón electoral del Huila, el reconocido senador Rodrigo Villalba.
En principio Villalba no cuenta con mayores cuestionamientos, pero se dice que ha usado su poder en la región para incidir en la contratación y nombramiento de sus aliados en diferentes entidades.
Sin embargo, quizá el apoyo más cuestionable de esta campaña resulta ser el ex alcalde de Neiva, Pedro Hernán Suárez, quien además sorprendentemente aspira a ser elegido a la Asamblea Departamental.
Hace algunas semanas se le vio muy sonriente posando para algunas fotografías junto al candidato a la Gobernación. Suárez asegura que no tiene líos pendientes con la justicia, pero se le olvida al candidato a la Asamblea otro sabio adagio popular, que “la mujer del César no sólo debe ser, sino también parecer”, y su paso por la Alcaldía de Neiva no fue el mejor, eso sin contar con el escándalo que rodeó toda la contratación de la fallida remodelación del estadio Guillermo Plazas Alcid, situación que en la actualidad tiene a los neivanos sin escenario deportivo. Este es un caso de esos en el que un apoyo en lugar de sumar, resta.
Ante todo algo debe quedar claro y es que parece que algunas alianzas de cara a las elecciones se hacen con base en acuerdos burocráticos y no programáticos, y en ese sentido no se hacen acuerdos de esta naturaleza para el beneficio de la entidad territorial, sino para la defensa de intereses de aquellos que hacen inversión en campañas.
De aquí la importancia de la discusión sobre la financiación de las mismas, que en la actualidad viene dada en gran medida por particulares. Al marcar el tarjetón la pregunta debería ser ¿A quién le voy a entregar la burocracia del departamento?
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Por: Gina Paola Montealegre Linares
Twitter: @ginachef