Es una lástima que la fama y los líos que rodean la vida del futbolista Johan Arango, hoy sean la razón para que muchos en el departamento del Huila, desaprobemos su vinculación al Atlético Huila.
Para qué contratar a un jugador problema, si lo que se necesitan son refuerzos que vengan al Atlético Huila a sumar, multiplicar y nunca jamás dividir, ni mucho menos restar.
En la vida muchos nos hemos equivocado y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra; pero es que a estas alturas, el Atlético Huila no está para darse el lujo de contratar a un jugador borrachoso, indisciplinado que ha dado muestras de todo, menos de una rehabilitación o conversión a corto plazo.
El panorama del Atlético Huila frente al descenso, lo obliga a armarse con jugadores que vengan a Neiva decididos a ‘chupar sol’ en los entrenamientos y partidos, que lleguen con sed de victoria, que se embriaguen pero de amor por una institución, que quiere mantener su categoría en la A y que derrochen todo su talento en la cancha para armar una verdadera rumba deportiva en un departamento que quiere ver a su equipo protagonista en la Liga Águila del próximo semestre.
En la mayoría de los equipos donde Johan Arango ha militado ha salido por problemas de indisciplina, producto de sus adicciones desordenadas que lo llevan a perder el rumbo y a estrellarse contra el mundo, dañando autos finos, su imagen y acabando con su prestigio futbolístico.
Son muchas las oportunidades que ha desperdiciado Johan Arango y a medida que pasan los años, no se vislumbra en él un afán de cambio personal, sino todo lo contrario, de Once Caldas, DIM y Santa Fe, salió por su mal comportamiento.
Creo que hoy el Atlético Huila tiene mucho más problemas para asumir uno más a su lista; Atlético Huila debe dedicarse a conformar un equipo competitivo de jugadores que venga a ser un ejemplo de vida para los jóvenes del club que se están labrando su destino.
Ya sabemos cuál es el problema de Johan Arango; me dicen que el presidente del Atlético Huila dijo que no lo contratará, pero si Juan Carlos Patarroyo Córdoba, decide finalmente contratarlo, sería una decisión que generará un guayabo más fuerte que las peores de las rascas.
El borrachito de esta historia no tendrá la culpa si termina jugando con el Atlético Huila, el único responsable será Juan Carlos Patarroyo Córdoba, el dueño del equipo, en quien confío, tenga buen paladar para digerir un buen vino y con sus cinco sentidos bien puestos, haga lo mismo que hicieron los directivos del Cúcuta Deportivo, le cerraron la puerta a la indisciplina.
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Por: Carlos Andrés Vargas Tamayo – cvargast72@yahoo.es
@averiguelovarga