Mientras con grandes esfuerzos, en medio de la pobreza y los cambuchos, los músicos del Pacifico organizan sus conjuntos para recrear sus orígenes al son de la marimba y los cueros de los tambores, reunidos en Cali en el emblemático festival dedicado al maquinista de Buenaventura, Petronio Álvarez, en el que se disfruta de la espectacular sonoridad de los canutos y la brisa del mar pareciera actuar de fondo de las melodías que se escuchan en las veladas que reúne a lo mejor de la música afro descendiente del país.
Otros se dedican en medio de grandes privilegios a empobrecer a Colombia, las coimas y los sobornos son el menor de los males, su conducta nos condujo a un modelo de sociedad que se impuso desde los tiempos de la apertura de Cesar Gaviria, que da por sentado que lo privado debe prevalecer sobre lo público, que faculta a los particulares a disponer de los bienes del Estado y sus responsabilidades en salud, educación y suministro de servicios como agua y energía las convierte en oportunidades de negocio, sin importar el impacto negativo que ocasiona en la vida de las gentes.
Lo que comenzó con la privatización de empresas rentables del Estado vendidas a menor valor, continúo con las coimas para adjudicar en condiciones leoninas a particulares la prestación de servicios como la recolección de basuras y alumbrado público y la tapa con la ley que creó las EPS recaudadora de todos los recursos destinados a la salud, se convirtió en una norma hacer de todo acto o contrato público una fuente de ingresos ilícitos para los involucrados, de tal suerte que hoy se ve en las inversiones en vivienda, en vías y hasta en el suministro de alimentos para los niños, ¿es posible que pueda operar un cambio en medio de esta descomposición manifiesta?
Ejemplos como el de nuestros juglares populares, su tenacidad, su creatividad, su persistencia, su idoneidad nos animan a mantener la esperanza, las sociedades cuando tocan fondo se reinventan, lo primero que habría que hacer, es remover del poder a quienes han agenciado estas políticas que favorecen la descomposición de la ética y sustituir el modelo.
Las elecciones del 2018 son un primer momento para iniciar ese camino, es preciso derrotar a los que siempre ganan, a los que vienen gobernando hace varias décadas, un nuevo ritmo requerimos al son de los que no se tuercen y nos develan la total verdad.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com