Las falacias en el discurso electoral

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La semana pasada se realizó el primer foro de candidatos a la Gobernación del Huila, organizado por la emisora local Huila Estéreo. El evento buscaba que los candidatos invitados mostraran a la audiencia sus propuestas de campaña, de cara a las elecciones de octubre y, en efecto, se convirtió en un espacio propicio para conocer más de cerca las ideas con las que pretenden gobernar tras un eventual triunfo.

A menudo sucede que se pasa por alto la importancia que tiene el discurso en la construcción de un ideario bajo el cual el político acomoda sus aspiraciones ideológicas, suele dársele poca importancia a estos aspectos, pues para muchos de los electores son detalles de poca monta. Sin embargo, una mirada detallada al discurso puede revelarnos muchas pistas sobre el talante del político y sus verdaderos intereses. Por esa razón resultan tan positivos los foros y las interacciones entre los candidatos y el electorado.

De lo dicho por los candidatos, hubo una propuesta que llama especialmente la atención en aras de ejemplificar, de manera concreta, lo expuesto hasta ahora.  El candidato Carlos Ramiro Chávarro quien aspira llegar a la Gobernación del Huila apoyado, en principio, por el partido Conservador, manifestó que piensa ser “el primer policía del Huila” en clara alusión a sus funciones administrativas en materia de seguridad, y en uso de esas facultades impondrá un “toque de queda para menores de edad” en todo el departamento, con el fin de reducir los índices de inseguridad en la región.

Entiende mal el candidato los orígenes de la inseguridad y, asume, como es costumbre en los políticos conservadores, entendido el término conservador no como un partido político sino como una ideología en sí misma, que la seguridad/inseguridad, se agota en un asunto de autoridad. De hecho, el lema de su campaña se concentra en este aspecto, importante, pero abordado con una perspectiva equivocada.

Al margen de este debate, la candidatura de Chávarro intenta ganar simpatías apelando a la sensibilidad normal que despierta en la población el hecho de sentirse inseguro, para lo cual construye un discurso insustancial, sin ninguna solución real, lleno de falacias o fórmulas rentables desde el marketing político. Al igual que el discurso anticorrupción (otro muy de moda en cualquier época electoral), el discurso basado en la seguridad no ofrece mayor sustento real, siempre que no se aborden las causas reales de los fenómenos que originan el deterioro de la misma.

De esta manera, plantear una medida restrictiva de la libertad para menores de edad (posiblemente inconstitucional) o hacer énfasis en la función administrativa de policía, sólo demuestra un profundo desconocimiento de las problemáticas sociales en el departamento, y son un ejemplo de cómo el discurso que busca manipular los sentimientos del electorado, no es más que una retórica populista que debería ser objeto de análisis más críticos en los medios de comunicación locales.

La campaña electoral apenas comienza, así que es importante estar atentos a los detalles del discurso que exhiben los candidatos, no como un asunto menor, sino como un aspecto fundamental a la hora de establecer qué tipo de gobernante queremos para nuestra región.

Por: Gina Paola Montealegre Linares
Twitter: @ginachef

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