La aparición de terribles males y enfermedades tropicales han prendido las alarmas en los ministerios de salud pública de muchos países en el mundo, debido a la gravedad de las mismas y a los efectos nocivos que pueden causar y que en muchos casos no se han determinado totalmente.
Colombia por ser un país cálido en la mayoría de sus zonas, es blanco de la llegada de todos estos agentes infecciosos que se propagan a altas velocidades y ponen en peligro la salud y en muchos casos la vida de sus pobladores.
¿Pero qué es una enfermedad tropical? Según lo consultado, “Las enfermedades tropicales son enfermedades infecciosas que son prevalentes en regiones tropicales y subtropicales. Las enfermedades son menos prevalentes en climas templados, debido en parte a la ocurrencia de una estación fría que controla la población de insectos al forzarlos a hibernar. Insectos tales como los zancudos, mosquitos y moscas son de lejos los portadores de enfermedades o «vectores» más comunes. Estos insectos pueden transportar un parásito, una bacteria o un virus que es infecciosa para los seres humanos y los animales. Frecuentemente, la enfermedad es transmitida por la picadura de un insecto que ocasiona la transmisión del agente infeccioso por medio de intercambio subcutáneo de sangre”.
Hoy por hoy, en plena cosecha de estas tres pandemias, vemos cómo se ha multiplicado enormemente la población de zancudos, lo cual se ha vuelto prácticamente incontrolable a pesar de las acciones desarrolladas por las comunidades en sus viviendas para mitigar la proliferación del vector.
Preocupa un poco las escasas acciones desarrollas por el Estado para controlar, primero, la proliferación de los insectos transmisores de estos virus; segundo, la poca información real que existe entre los habitantes, quienes actúan más llevados por recomendaciones populares que por programas oficiales de control de los virus, y tercero, la mala atención prestada a los contagiados por parte de las instituciones prestadoras de servicios.
Así como estamos pegados del techo por las consecuencias de la sequía a raíz del fenómeno del niño y por la notable y sumamente preocupante escasez de agua ocasionada por la misma razón o motivo, debemos generar voces de alarma mucho más fuertes para que pongan atención real a este flagelo que puede traer graves consecuencias para los habitantes de esta nación.
Es claro que las cifras o indicadores que están manejando sobre el número de infectados por alguna de estas tres enfermedades no se acerca a la real, pues el número que se maneja en este país con respecto a los casos de zika no sobre pasa los cincuenta mil, lo cual es absurdo, pues todos sabemos que los enfermos pululan por todas partes.
Bueno por ahora es importante que si se siente indispuesto, decaído y con fiebre, pueda usted mismo identificar las características de estas tres enfermedades: El dengue presenta fiebre habitualmente muy alta, así como dolores musculares fuertes. Puede complicarse cuando cae la fiebre y se debe prestar atención a los signos de alarma, como el sangrado. La chikungunya, además de una fiebre más alta, presenta un dolor en las articulaciones sumamente intenso y afecta manos, pies, rodillas y espalda. Puede llegar a incapacitar (doblar) a las personas para caminar y realizar acciones tan sencillas como abrir una botella de agua. El zika no presenta rasgos particularmente característicos, pero en la mayoría de las personas se observan erupciones en la piel y en algunos de ellos, conjuntivitis.
Ahí les dejo para que se preocupen por algo realmente importante y dejen de estar pendientes de la pureza de Palomino o la castidad de Carlos Ferro.
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Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa – hfco72@gmail.com