Urge reactivar lo improductivo

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De acuerdo con Norman Foster; reconocido arquitecto británico, galardonado con importantes premios como el Pritzker, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, y muchos otros, por sus aportes para ayudar a nuevas generaciones de arquitectos, diseñadores y urbanistas a anticiparse al futuro, “Las crisis te obligan a hacer más con menos y algunos de los mejores proyectos surgen de las mayores dificultades”.

En este sentido y ante la actual crisis económica mundial, es válido hacer un llamado a la cordura en cuanto a las nuevas inversiones en urbanismo e infraestructura, y centrar la atención y los recursos en la habilitación, adecuación y restauración de tantos espacios improductivos, que han sido condenados al abandono y al desuso.

En el  municipio de Neiva, capital del Rio Magdalena, la gran cantidad de inversiones realizadas, en infraestructuras hoy obsoletas y desaprovechadas, para los fines que alguna vez fueron dispuestas, nos invita a reflexionar si es el momento de tratar de rescatar estos activos improductivos, y habilitarlos para un uso que genere no solo una dinámica económica, sino también social y ambiental.

Haciendo los respectivos análisis, nos enfrentaremos a un triste pero crudo debate, y es que hay que considerar que para algunos de estos “Elegantes blancos”; como se les ha llamado históricamente en arquitectura, a esas construcciones exageradas, a las que su coste, mantenimiento o dificultad de uso (o todos estos factores a la vez) las convierten en inútiles y, con el tiempo, pasan a convertirse en cadáveres inmobiliarios o inversiones obsoletas; es más fácil, económico y práctico demolerlos que adecuarlos, o simplemente como hasta ahora “echarlos al olvido”.

Muchos son los ejemplos de espacios públicos, que podríamos rescatar y reactivar desde lo productivo, con un mínimo esfuerzo interinstitucional y privado; donde el Parque Isla encabeza la lista, junto con algunos espacios del Malecón del río Magdalena, el Circuito de obras y parques de la llamada “Ciudad Villamil”, fundamento de otra inversión abandonada, el “City tour” de la ciudad de Neiva, la estación del Ferrocarril y su parque Mitológico, y algunos espacios ambientales como el famoso “Jardín Botánico”, y esto solo para nombrar algunos de los más representativos.

Es importante aclarar y reconocer que aunque se han realizado acciones aisladas de recuperación, limpieza y ornato, en algunas de estas zonas, mientras estos activos sigan siendo improductivos y se encuentren en desuso, dichas acciones no son más que un esfuerzo en vano por cumplir con una tarea impuesta, que no está encadenada a ningún proyecto sustentable y sostenible, y que por ende no aporta ninguna solución a la problemática real.

Pensar en adecuar estos espacios, y otorgarlos en comodato, arrendamiento o simplemente administración a dolientes privados que garanticen su aprovechamiento y mantenimiento, puede ser una de las soluciones. Ya son comprobables los ejemplos de cómo la activa participación de empresas privadas, en la restauración de estos espacios “públicos”, pueden generar resultados efectivos.

Por: Hugo Andrés Rivera Collazos
Administrador de Empresas – Universidad Surcolombiana
Especialista en Planificación de Destinos Turísticos – Universitat Oberta de Catalunya
Correo: hrivera.consultores@gmail.com  – Twitter: @hugoandres1975

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