Cuando hablo con la gente acerca de sus hábitos alimenticios y las razones porque no comen tan bien como quisieran, muchos ejemplos que me han dado es que no tienen tiempo. Vale, la vida está en la línea de carrera.
Los niños entran la escuela casi a la madrugada, el día de trabajo termina casi en la noche y entre todo tienes un hogar para mantener y solo queda un corto momento para alimentarse. De hecho, muchos de los que mencionan no tener tiempo para alimentarse también mencionan problemas financieros (es otro tema que tocaré más adelante).
Hay personas tremendamente exitosas en sus vidas profesionales que ejercen liderazgo sobre otras o tienen posiciones de jerarquía a diferentes niveles de complejidad, pero cuando vienen a sus propias casas no saben poner en práctica los talentos que aplican en sus trabajos. Como el dicho “el medico es el peor paciente”.
Cuando mi esposo y yo nos casamos yo era la única con un trabajo fijo con un salario un poco arriba del mínimo pago. Ambos, él y yo habíamos sido misioneros. Él estaba en su proceso migratorio en los Estados Unidos y conseguía unos poco estables trabajos por aquí o por allá.
También nos encontrábamos en una época en que hacíamos mucho trabajo voluntario a través de la iglesia a la que pertenecemos que nos demandaba casi medio tiempo de trabajo semanalmente. Salíamos de la casa a las 7am y regresábamos a las 6pm, salíamos de nuevo un poco antes de las 7pm para volver a las 9:30 o 10 de la noche entre semana, los fines de semana usualmente teníamos más actividades de voluntariado.
En aquel entonces estábamos bajo un presupuesto bastante apretado y con casi nada de tiempo libre. Fue por estas presiones que aprendimos a organizarnos en nuestra alimentación. Todas las mañanas desayunábamos en casa con comidas que preparaba y los dos llevábamos comidas empacadas para el almuerzo. En el poco tiempo que teníamos en casa yo preparaba la cena que servía para el almuerzo también del siguiente día.
Eso fue hace muchos años atrás, alrededor de 10 años. Gracias a Dios y la buena mayordomía de las finanzas nuestra familia ha disfrutado de una libertad financiera desde que nos casamos hasta el día de hoy, además de un plan alimenticio nutritivo. Vivimos en época en que comprar café en una tienda era un lujo, pero ya hoy disfrutamos que podemos comprarlo cuando queremos, por ejemplo.
La idea para masticar de hoy: haz un plan. Comienza haciendo una lista de las comidas favoritas tuyas y de tu familia, eso incluye el desayuno, almuerzo y cena. Mientras unas familias nunca faltan el desayuno hay otras que lo eliminan de su dieta diaria. Yo siempre enfatizo en la importancia que el desayuno tiene para el metabolismo y el funcionamiento correcto del cerebro.
Tan pronto como despiertas tu sistema necesita alimentación para arrancar todas las funciones de la mejor manera. Si por alguna razón no tienes tiempo para desayunar correctamente, yo te puedo ayudar a hacer esta hora de carreras un poco más fácil.
Cuando ya tienes la lista de comidas en escrito enfócate en 7 desayunos, 7 almuerzos y 7 cenas. No vas a usar todas estas recetas en una sola semana, simplemente esta lista va a proveer la oportunidad de diversidad. Mirando la lista de comidas vas a poder escoger cuales son las mejores opciones.
Por ejemplo, puede que la lista tenga mojarra frita y también carne molida con lentejas. ¿Cuáles de estas dos es la mejor decisión de las dos? ¡Claro! Las lentejas con carne. O si quieres pensarlo más comparando con otro plato de pescado, ¿qué tal pescado a la plancha con salsa de leche de coco? ¿Suena rico?
¿Qué es lo que estamos logrando en estos puntos? Primero, vas a evitar la tentación de decir “voy a almorzar en la calle”. Esta cuesta mucho más que la comida hecha en casa y lleva mucho más conservantes, condimentos y grasas.
Además, cuando haces la práctica de elegir la mejor opción para tu lista de comidas favoritas ya estas poniendo en práctica un ejercicio que te va a ayudar a ver hacia dónde va tu salud.
Ahora, consigue una lonchera a tu gusto, unos recipientes para empacar y haz el hábito de empacar tu almuerzo la noche anterior o en la mañana antes de salir y de hacer la lista de las comidas que vas a preparar. Haz tu mercado según este plan de alimentación. Eso sería un comienzo para ver una transformación en tu vida.
¡Imagínate! ¡Felicidades!
—
Por: Laura Catherine Cuéllar
E-Mail: lauracatherine@mision-latina.org
Coach de Vida
Cape Coral, Florida – Estados Unidos