Un paraíso llamado Nogales

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Nunca imaginé dar con un sitio así, tal vez porque no había pensado que en Palermo se desarrollaran proyectos de este tipo, pues uno jamás mira hacia esta localidad cuando piensa en salir de viaje de descanso, pero en realidad lo que esconde la zona rural de este municipio es en verdad maravilloso.

Incrustado en la cordillera central, a escasos veinte minutos de la cabecera municipal del mencionado poblado, en la vía que conduce a Teruel, en medio de fragantes cacaotales, frondosos jardines, vegetación silvestre, el canto hermoso de las aves, el arrullo encantador de las aguas de un riachuelo que baña la zona y el exquisito aroma de un café recién hecho, encontramos el hotel eco turístico Los Nogales, un verdadero paraíso en medio de la montaña.

Los cerca de veintidós grados de temperatura promedio, la brisa permanente que sopla en diferentes direcciones y en ocasiones eriza la piel, conjugados con la tranquilidad absoluta que se siente y que solamente se interrumpe con las notas celestiales que interpreta algún azulejo o un toche que con cierta desconfianza se acerca tímidamente a los visitantes posándose en las ramas de algún árbol vecino, lo conduce a uno a un éxtasis que solamente se puede percibir en un sitio como este.

Así mismo, se puede emprender camino a pie o en vehículo, por una vía destapada, en muy buen estado, aproximadamente a un kilómetro de Los Nogales, hacia La Paila; un balneario natural capaz de dejar perplejo a cualquiera, el cual está formado por un tobogán esculpido en una inmensa roca que por cosas de Dios se dividió en dos para dar paso a un agua pura y cristalina que llega a una pequeña cascada que lo acoge a uno de manera amable, acariciando los hombros y masajeándolos de forma casi medicinal.

Las diez cabañas que fueron construidas con material vegetal, pero que cuentan con todas las comodidades de un hotel de lujo: amplias, cómodas, acogedoras e impecables; complementan el paisaje. Cada una de estas está erigida en la falda de una pequeña loma en medio de matas de cacao, guayaba y nogales, a las cuales se llega por un sendero amplio, iluminado y cómodo que recibe permanentemente la sombra y frescura de la vegetación.

Cuando un visitante se encuentra inmerso en la tranquilidad de cada instante, seguramente aprovechada para leer un buen libro o simplemente alejarse del ruido y la presión del trabajo y la ciudad, aparecen Guillermo su propietario, Cristian su administrador, alguno de sus colaboradores, o Miguel, el pequeño empresario del campo que produce el exquisito café Horizonte, para verificar que sus huéspedes se encuentren bien y cómodos, siempre con una sonrisa dibujada en su rostro y con una disposición de servicio increíble, generalmente acompañados con un termo y muchos vasos, repartiendo del mejor tinto a quienes deseen.

A Santa Teresa de Jesús le atribuyen la frase “El amor de Dios es el árbol de la vida en medio del paraíso terrenal”. Podemos definir paraíso según su origen etimológico, como un jardín extenso y bien arreglado, que se presenta como un lugar bello y agradable, donde además de árboles y flores, se ven animales en libertad.

Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
Twitter: @Hufercao04

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