Lo único que sé hacer es labrar la tierra, aprendí de mi padre que a su vez lo hizo del suyo, mis hijos se fueron aburridos de la pobreza en que vivimos, cuando me muera no se qué será de esta tierrita en la que siempre ha habido café, yuca, maíz, frijol y una que otra fruta y hortaliza; la plática llega por la venta de café, es lo único que siempre tiene mercado, pero con el transcurrir de los años es menos lo que nos pagan.
Hace treinta años con el ingreso de una carga podía atender los costos de producirla y me quedaban unos pesitos para gastar en cosas de la familia; ahora ya ni siquiera da para mantener el cultivo.
La Federación mediante un estudio, calculo a la fecha, que producirla cuesta 760.000 pesos y un café de buena calidad lo están pagando a 680.000 esta semana, se está perdiendo plata.
El precio obedece a maniobras que en las bolsas los especuladores realizan para bajar o subir según su conveniencia, no la de los productores; ni siquiera tiene que ver con la producción mundial, ni la calidad; a esto se suma el efecto que tiene la tasa de cambio de la moneda al momento de liquidar la venta, un factor ajeno a las tribulaciones que tenemos los cafeteros y que depende de la política cambiaria del gobierno.
A través de diferentes medios, se le ha pedido que converse con los gobiernos de las naciones cafeteras, para que armen un cartel que decida cuanto café se comercializa para influir en la fijación del precio y se libere de las movidas de los especuladores, sin ninguna respuesta.
Además es necesario que se invierta en el proceso y la tecnología, para no seguir vendiendo el grano sin valor agregado, pues el exportarlo como materia prima nos condiciona a recoger menos del 10% de todo el valor que se genera en la cadena, es decir que únicamente nos queda hasta diez pesos de cien que genera el negocio global de café.
EL gobierno ofrece cien mil millones para apoyar hasta con 2.500 por arroba si el precio está abajo de 700.000, es decir que al precio que tenemos solo giraría 2.000, con lo que seguimos perdiendo, es un típico anuncio para engañar tontos.
Mientras tanto con nuestro trabajo, a través de la retención cafetera, pagamos la mesada de los pensionados de la desaparecida Flota Mercante y la abultada nómina de la Federación que incluye funcionarios en el exterior; mi familia no tiene seguridad social y yo nunca obtendré una pensión, hasta la muerte tendré que labrar la tierra.
Hoy estaré en el plantón convocado por Dignidad Cafetera en todas las capitales de departamentos cafeteros, reclamar es el único derecho que nos queda, al que no renunciaré jamás.
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Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com