Solidario con el drama de Irma Polanía

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Hugo Fernando Cabrera OchoaEl caso de esta compatriota nuestra no es diferente a otros casos de centenares de colombianos que ante la lentitud e ineficiencia del servicio padecen terribles tragedias por manos de las entidades promotoras de salud EPS, debido a sus mezquinos intereses económicos.

Yo a esta señora no la conozco, ni conozco a su familia, pero me basta con ver el rostro entristecido y de dolor de sus hijos encadenados frente a las oficinas de la empresa prestadora del servicio, por ver a su madre postrada en una cama a raíz de un aparatoso accidente de tránsito acaecido en esta ciudad.

Es increíble la falta de sensibilidad y de conciencia de estas instituciones que perdieron su carácter humanitario para convertirse en verdaderos mercaderes de la muerte y verdugos torturadores de sus usuarios. Ya imagino yo a sus hijos desesperados en casa implorando a sus familiares y amigos para que se solidaricen con ellos y no sentirse impotentes ante esta injusticia, mientras su madre se deteriora cada día más, sufre por el riesgo de sus lesiones y padece los dolores que todo esto le puede producir.

Y aunque el 16 de febrero del año anterior, el Presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, sancionó la Ley Estatutaria de Salud 1751 de 2015, elevando la salud a derecho fundamental, pues anteriormente era concebida como un servicio público y obligatorio, con muchas limitaciones, aún se sigue pasando por la faja la adecuada prestación del servicio y los usuarios continúan siendo víctimas de este flagelo.

Yo la verdad no entiendo por qué el Ministerio de Salud y Protección Social y la Superintendencia de Salud no actúan con energía e intervienen o multan a las entidades que por su ineficiencia y negligencia ponen en riesgo la vida de muchos seres humanos en nuestra patria.

Tanta crítica y tanta censura mientras se desenvuelve el proceso de paz con las guerrillas colombianas por sus actos violentos y los miles de muertos que han puesto en esta guerra de casi seis décadas y no tildan o tachan a las EPS también como generadoras de violencia al permitir que personas indefensas sufran y mueran en sus manos por la falta de atención y solidaridad.

Hago un llamado a toda la comunidad, a todos los colombianos en general, para que nos apoyemos mutuamente cuando se presenten estos hechos, generando precedentes que dejen en claro que no estamos dispuestos a dejar morir a nuestros familiares o amigos en clínicas y hospitales por cuenta de la sanguinaria actitud de las EPS.

Termino con esta frase de mi querido e inolvidable cantautor argentino Facundo Cabral “Bienaventurado el que sabe que compartir un dolor es dividirlo y compartir una alegría es multiplicarla”, para decir que la solidaridad apacigua dolores y la soledad los multiplica. Seamos unidos es estas causas y ayudemos a cambiar esta sociedad y este sistema, para buscar la felicidad entre todos.

Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa – hfco72@gmail.com

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