Si tu familiar se suicidó, esta es para ti

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Es cierto que cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo y que cada día lo hacen seis personas en nuestra Colombia.

Pero también es cierto que cada 41 segundos otros han quedado atrás y fueron abandonados tempranamente por sus seres queridos, como ocurre cada día con las familias, amigos y conocidos de esos seis colombianos. Hoy esta columna es para cada uno de ustedes, los sobrevivientes.

Lo primero es demostrarte que no estás solo. Según estudios, el 80% de las personas tendremos contacto con al menos una persona o familia con un caso de suicidio.

Así que, no somos personas especiales, raras, sin suerte, de malas, malditas… Por el contrario, 8 de cada 10 personas compartimos o podríamos compartir esa condición. Si nos sentíamos solos es porque erróneamente el dolor nos estaba cegando, es porque era nuestra decisión aislarnos. Busquémonos, de hecho, sería terapéutico hacerlo.

Y ya en el mundo muchos lo hacen, en el día del sobreviviente por ejemplo algunos salen a caminar en la noche y cada vez son más. Otros lo han tomado como una oportunidad para luchar en contra del suicidio. Esto es resiliencia.

Lo segundo es pedirte perdón. Pues es cierto que muchas veces sobra escuchar por otro, lo expresado tan comúnmente, como “lo siento mucho”, “lo acompaño en su dolor”. Es cierto que a veces no se quiere que se pregunte del tema y a veces si se quiere.

Y es precisamente porque es una vivencia muy particular. Pero también es cierto que no todos tienen por qué saber cómo enfrentar la situación por la que pasaste. En ese sentido, es necesario pedirte perdón por la imprudencia de preguntar, por la apatía al responder con dolor o al callar o al ser indiferente. Esto es sanación.

Lo tercero es decirte que puedo e intento comprender lo difícil y doloroso que es el pasar por algo tan sorpresivo, tan impactante, tan inesperado. Cada uno vive su propio proceso, su propia experiencia frente al suicidio, frente a esa pérdida, y tiene diferentes maneras de afrontarlo.

Es tú decisión escoger el tiempo, el espacio y la persona para hablar del tema (quien deberá saber que lo más importante es escucharte). Generalmente será en un ambiente que te dé seguridad, confianza y protección, habrá apertura y desnudaras tu alma, corazón, mente, tu vida entera para llorar, preguntar, expresar, sanar; es importante que sepas que no vas a olvidar a ese ser querido, pues siempre vivirá en tu recuerdo. Esto es empatía y respeto.

Lo cuarto es invitarte a buscar a Dios, la mejor ayuda, más allá de la autoayuda, más allá del positivismo, más allá de las propias fuerzas, más allá de las energías, más allá de lo que el mundo está diciendo y ofreciendo. Por encima de todo siempre estará Dios y sólo Él no falla. Nada es imposible para Dios. Nadie como Dios. Y nadie como María.

Él está de forma real y presente en la Eucaristía, Ella en el Santo Rosario y ambos a través de nuestra Iglesia imperfecta e inmerecida nos dan la gracia día a día de continuar. Ora, entra en intimidad con Ellos. Busca un sacerdote, un asesor espiritual. Date la oportunidad de amar y dejarte amar. Esto es espiritualidad y trascendencia.

Lo quinto es recordarte la opción de ayuda profesional. Ten presente que siempre está la opción de hacer terapia con un profesional, Psiquiatra y/o Psicólogo, ya sea para una atención individual y/o para una atención grupal.

Por ejemplo, solamente para saber hablarlo en familia y hacerlo de manera adecuada, el acompañamiento profesional resulta verdaderamente clave y marca la diferencia para vencer temores e incluso hablar de lo que no se ha podido hablar. Y también en ocasiones se requiere de tratamiento psicofarmacológico, si es así el profesional lo determinará.

Pero lo primero es vencer el temor a tomar medicación por pensar que será el resto de tu vida, por pensar que te van a dopar, por sentirte que te vas a volver loco o te van a ver como un loco. Tabúes. Mentiras. Es algo que estás viviendo y que necesitas de alguien que te sepa ayudar. Esto es cuidado, bienestar y amor propio.

Pdta. 1: Seguiremos hablando de suicidio, tanta arista tiene este tema que realmente es mi decisión seguir aportando para ayudar a disminuir su ideación, su planeación y lo más importante, su ejecución por parte de cualquier persona como de acompañar a los sobrevivientes.

Pdta 2: Gracias a quienes me han escrito por las anteriores columnas. A medida que vayan teniendo algún tema de interés pueden escribirme para abordarlos, ya sea desde mi competencia o, si es el caso, buscamos a quien mejor nos pueda aportar.

Por: David Andrés Cangrejo Torres – dactmed@gmail.com
Médico en Psiquiatría
Twitter: @davidcangrejot

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