Los cultivos de frutas y verduras de los que depende la dieta de los colombianos no llegarían a nuestras mesas, sin la tarea silenciosa de polinizadores como abejas, polillas o murciélagos. Ante el grave riesgo de extinción que corren por la transformación de sus hábitats, es destacable la labor que están desarrollando las autoridades ambientales y algunas organizaciones ambientalistas para conservar estas especies, que contribuyen con la preservación de la vida de los seres humanos. Cerca de 90 cultivos en el país como el café, el mango, el cacao o el tomate, entre otros cultivos, necesitan de la polinización, que a su vez permite la provisión de alimentos. Es tan crucial su rol para la seguridad alimentaria que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que tres de cada cuatro cultivos para consumo humano dependen, en cierta medida, de los polinizadores.
Las abejas son tal vez las que mayor atención reciben debido al declive poblacional que han padecido en los últimos años por culpa de los plaguicidas y los monocultivos de gran extensión. Pero son muchas más especies las que garantizan esta tarea. En Colombia hay registro de 251 de ellas y están amenazadas, entre otros factores, por la destrucción de sus hábitats, el uso indiscriminado de plaguicidas o la pérdida de biodiversidad por la agroindustria. En nuestro país, la disminución de las colmenas es una problemática cada vez más preocupante.
Para conocer la importancia del papel que desempeñan las abejas en la preservación de los seres humanos, hay que entender la polinización que desarrollan estos insectos. Se trata del proceso de reproducción de las plantas que implica el traspaso de los granos de polen de los estambres (parte masculina) al estigma (parte femenina) de la propia planta o a otra de la misma especie. Los óvulos fertilizados se convierten en la semilla o el fruto. Al contrario de lo que sucede con los mamíferos y, por ende, con las personas, el proceso de reproducción de las plantas necesita de un intermediario. Como no se pueden mover de su lugar, tiene que ser un agente externo el que realice la labor de polinización.
La anterior labor la desarrollan las abejas. El 70% de los cultivos que consume el ser humano requieren de la polinización de èstas. Por este motivo, debería ser suficiente entender el papel protagónico de las abejas en el planeta, para la preservación de los seres vivos. Se trata de una labor que hacen mejor que cualquier insecto y que las coloca como un elemento clave. Por este motivo, se hace necesario protegerlas para que el mundo siga siendo tal y como lo conocemos actualmente.
Por tal motivo, hay que apoyar a los polinizadores para mantener, asegurar y restaurar hábitats para estas especies mediante buenas prácticas y, especialmente, la conservación de los ecosistemas naturales. Estos esfuerzos se pueden combinar con proyectos sociales, como se han implementado en algunas regiones del país, para que generen beneficios para las comunidades rurales, a la vez que salvaguarden estas especies. Los sectores ambientales y de agricultura deben alinearse a este noble propósito de mantener un hogar para los polinizadores que tanto trabajan a favor de nuestra alimentación.