Por estos días, en las calles de Neiva, a través de redes sociales, y en algunos municipios del occidente y norte del Departamento, preguntaba a los ciudadanos de manera desprevenida, ¿cuáles creen ustedes son las principales funciones que debe cumplir un diputado? Me encontré con respuestas para todos los gustos, que resumo en las siguientes: algunos afirman que lo importante es el ejercicio de control político y administrativo. Otros afirman que formular proyectos, gestionar recursos y escuchar a la comunidad.
El artículo 299 de la Constitución Política, define a la Asamblea Departamental como una “corporación político – administrativa de elección popular, la cual estará integrada por no menos de 11 miembros ni más de 31. Dicha corporación gozará de autonomía administrativa y presupuesto propio, y podrá ejercer control político sobre la administración departamental”. Este carácter político (desde el concepto de la discrecionalidad política, que será definido posteriormente), de las Asambleas, se convertirá en el principal ingrediente para redefinir sus principales actividades de cara al compromiso frente a la comunidad, no solo en el ejercicio de control político, también en la formulación de políticas públicas, y en el debate para la definición o redefinición sobre modelos de desarrollo territorial.
Posteriormente, en el artículo 300 de la Carta Política, se definen las atribuciones de las Asambleas, dentro de las cuales enumero las siguientes: a) reglamentar el ejercicio de las funciones y la prestación de servicios a cargo del departamento; b) expedir las disposiciones relacionadas con la planeación, el desarrollo económico y social, el apoyo financiero y crediticio a los municipios, el turismo, el transporte, el ambiente, las obras públicas, las vías de comunicación y el desarrollo de sus zonas de frontera; c) adoptar de acuerdo con la ley los planes y programas de desarrollo económico y social y los de obras públicas, con la determinación de las inversiones y medidas que se consideren necesarias para impulsar su ejecución y asegurar su cumplimiento; d) regular, en concurrencia con el municipio, el deporte, la educación y la salud en los términos que determine la ley, entre otras.
Quiero resaltar las anteriores, porque a mi juicio, constituyen la columna vertebral de las actividades que deben ocupar las 24 horas del día, los 7 días de la semana de nuestros Honorables Diputados. Y el desafío no es menor. Sin temor a equivocarme, actualmente, los grandes debates que ocupan el tiempo de un diputado giran alrededor de la autorización de adiciones presupuestales. Deplorable para un departamento que actualmente tiene tasas de pobreza del 47% y de pobreza extrema del 17%. Un departamento que tiene al 20% de sus jóvenes en el desempleo, tasa superior al de América Latina (13,9%) y al promedio nacional (14%). Un departamento que necesita políticas públicas serias dirigidas a potenciar las capacidades de la mujer y resaltar su papel fundamental en el desarrollo económico de la entidad territorial. En la pasada década, los ingresos de las mujeres en América Latina contribuyeron a reducir la pobreza en un 30%. Las empresas que cuentan con mujeres en sus juntas directivas tienen retornos de capital superiores al 44%. Un departamento que tiene más de 100.000 niños en la edad de 0 a 5 años, y que deben ser objetivo prioritario de la próxima administración en materia de inversión.
Es la mejor inversión que podemos realizar. Por cada dólar invertido en primera infancia, los retornos son superiores al 17%, muy superior a la tasa de retorno de invertir en la bolsa de valores (7,8%). Si queremos un departamento competitivo, productivo, a la vanguardia, motor del desarrollo regional y nacional, estos son los debates que se deben dar en el seno de la Asamblea Departamental. Eso es lo que venimos proponiendo. ¡Construyamos!
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Por: Juan Pablo Tovar O. – juanpato84@gmail.com – @JuanPTovar