La cultura emprendedora es una actitud y aptitud que asumen un grupo de personas, la cual los conduce a iniciar proyectos, partiendo de ideas construidas desde la identificación de oportunidades, con lo que indudablemente se genera desarrollo económico y social, para una localidad, región o territorio.
Se equivocan los que creen que el insumo único y primordial para lograr impulsar el emprendimiento es el recurso económico, pues todos conocemos la historia de alguien, quien al no saber qué hacer con su jugosa liquidación al retiro de una empresa, con el dinero proveniente de la venta de un bien, o con un ingreso inesperado, terminaron por adquirir un CDT, comprando un taxi o colectivo que se depreció velozmente perdiendo la inversión sin haberla recuperado; o iniciando un proyecto que los condujo a desperdiciar sus fondos, poniéndolos en situaciones complejas; todo por falta de una idea de negocio, creativa, innovadora y segura. Pero también conocemos o hemos escuchado de personas que comenzaron con muy poco y con el tiempo se convirtieron en grandes empresarios, gracias a su persistencia, buen manejo y adecuada administración de su empresa.
El emprendimiento es un término muy utilizado en el ámbito empresarial, en virtud de su relacionamiento con la creación de empresas, nuevos productos (Bienes o servicios), o innovación de los mismos, debido a que es el proceso de diseñar, lanzar y administrar un nuevo negocio.
Proponer e impulsar una política pública de emprendimiento, pienso yo, es una de las más importantes iniciativas que una administración puede trazarse, máxime en estos tiempos en los que la economía se ha visto tan golpeada a raíz de la pandemia.
Esta propuesta, por encima de tener que contar con fondos para que pueda ser financiada, debe contener una planeación sumamente rigurosa, que incluya el acompañamiento y la asesoría de expertos en el tema, que puedan orientar la política y las acciones incluidas en ella, conduciendo a los emprendedores al éxito en sus iniciativas y proyectos, lográndose con ello los objetivos trazados.
La alianza, universidad – empresa – estado – sociedad, son claves para poder sacar adelante estos propósitos, y entiendo que dentro del proyecto de ordenanza presentado por la Oficina de Productividad y Competitividad a la Asamblea del Departamento, está comprendido el fortalecimiento de este tipo de coaliciones, en donde el acompañamiento institucional, la capacitación constante y pertinente, el seguimiento y fortalecimiento de las ideas (I+D+i), así como la formulación de los proyectos y el desarrollo de los mismos, son fundamentales, tanto como la consecución de fondos para financiar los emprendimientos que tengan viabilidad técnica, económica y productiva.
En un artículo publicado por la Universidad Externado de Colombia, cuyo autor es Andrés Romero, se expone que “la importancia del emprendimiento en Colombia radica en la capacidad que tienen las PYMES para generar empleo y ser un motor para la economía nacional, prueba de ello es que el 80% del empleo nuevo en Colombia es generado por el 10% de los nuevos proyectos de emprendimiento, en muchos de los casos PYMES”.
De tal suerte que debemos cerrar filas en torno a esta iniciativa, al punto que se convierta en uno de los motores que mueva la economía en este departamento. Cierro este escrito con la siguiente frase de Henry Ford que dice, “Juntarse es el principio, mantenerse juntos el progreso, trabajar en equipo es el éxito”.
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Por: Hugo Fernando Cabrera – hfco72@gmail.com
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