Modelaje webcam en Colombia: investigación del Politécnico Grancolombiano desnuda la verdad oculta de esta industria

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El mundo del entretenimiento para adultos ha experimentado un auge con el lucrativo mercado del modelaje webcam como epicentro. Se estima que existen alrededor de 300.000 ‘webcamers’ registrados y unos 15.000 estudios legalizados en el país.   

Esta expansión conlleva desafíos significativos. Los prejuicios, afectaciones mentales, discriminación y la falta de regulaciones en esta industria han provocado la proliferación de delitos sexuales y malas condiciones laborales.

La investigación periodística ‘Modelaje webcam: la realidad’, realizada por Lina Pérez, Valentina Mesa y Juan José Salazar, periodistas de Artículo 20 del Politécnico Grancolombiano, revela un impresionante panorama de esta industria.

El mundo del entretenimiento para adultos ha experimentado un auge en los últimos años con el lucrativo mercado del modelaje webcam. Este modelo de trabajo ha atraído a muchos en busca de independencia financiera. A pesar de los beneficios que ofrece, la realidad cotidiana de los involucrados suele ser desconocida, revelando una brecha entre percepción y experiencia en esta industria en constante expansión.

Esta industria ha brindado a muchos colombianos una salida a la crisis económica, pero conlleva prejuicios, afectaciones mentales y discriminación. La falta de regulaciones ha provocado la proliferación de delitos sexuales y malas condiciones laborales. Así lo reveló la investigación periodística ‘Modelaje webcam: la realidad’, realizada por el laboratorio de periodismo digital Artículo 20 del Politécnico Grancolombiano.

Colombia incursionó en la industria webcam hace aproximadamente 22 años, pero en 2015 experimentó su verdadero auge, convirtiéndose en el segundo país con más webcams en el mundo, solo superado por Rumanía. En la actualidad, se estima que hay alrededor de 300.000 ‘webcamers’ registrados y unos 15.000 estudios legalizados, siendo Cali, Medellín y Bogotá las principales ciudades de oferta, concentrando casi el 70 % del mercado.

Se estima que la industria genera alrededor de 600 millones de dólares anuales en Colombia, una cifra que no incluye los modelos y estudios que operan fuera de la legalidad, ni a aquellos que comercializan contenido de manera personal en redes sociales, ni los ingresos de plataformas como OnlyFans, donde los datos no son transparentes.

La regulación en esta industria era escasa hasta la aprobación de la ley de crecimiento económico (Ley 2010 del 2019) por el Congreso de la República. Esta ley incluye disposiciones específicas para los exportadores de servicios de entretenimiento para adultos a través del sistema webcam, quienes ahora deben retener el 4 % de las ganancias de los modelos como parte del recaudo tributario. Debido a esta retención, los estudios han ajustado los porcentajes de ingresos, lo que resulta en una desventaja económica para los modelos, quienes luchan por alcanzar metas financieras cada vez más difíciles de lograr.

Ante esta situación, muchos modelos han optado por independizarse y migrar a otras plataformas, como OnlyFans, X, Telegram, Chaturbate, Myfreecams, Bongacams, Cam4 y Stripchat. Aunque esta decisión implica asumir más responsabilidades, como la gestión de grabación, contenido y plataformas, muchas consideran que es más rentable y les otorga mayor control sobre su trabajo, al convertirse en sus propias jefas.

¿Cómo está actualmente la regulación laboral?

La investigación destaca que la industria enfrenta grandes desafíos en términos de regulación. Analizando las cifras proporcionadas por la Unidad de Delitos Informáticos de la Policía Nacional de Colombia, encontró una falta de cumplimiento.

En Bogotá, por ejemplo, únicamente 2 de cada 10 estudios webcam cumplen con las normativas legales, dejando un 80 % operando sin regulación. Esta situación se agrava cuando estos estudios ilegales inscriben a las mujeres sin su consentimiento en plataformas de contenido gratuito, lo que vulnera sus derechos y privacidad.

Aunque se cree que la situación empezó a cambiar en abril de 2021, cuando la Corte Constitucional emitió un fallo trascendental (Sentencia T-109 de 2021) reconociendo derechos propios de una relación laboral en el modelaje webcam, este no ha sido el punto de inflexión definitivo.

Este fallo fue resultado de una tutela presentada por la modelo Fantina, quien fue desvinculada sin garantías laborales por el propietario de un estudio poco antes de dar a luz. La Corte determinó que la industria no está exenta de la Constitución ni de la Ley, y deben respetar los derechos fundamentales.

Los investigadores del Politécnico Grancolombiano señalan que, pese a esos avances, la industria carece de una regulación clara en ciertos aspectos, lo que destaca la urgencia de mejorar la situación normativa en este campo.

“En primer lugar, es crucial garantizar el pleno respeto de los derechos humanos de quienes trabajan en esta industria. Esto implica no solo legalizar completamente la práctica, sino también asegurar condiciones laborales justas, espacios de trabajo seguros, acceso a servicios médicos y psicológicos, así como una remuneración transparente y equitativa. Además, se requiere el establecimiento de entidades de control que supervisen y regulen estos estudios, brindando apoyo y realizando revisiones periódicas para garantizar el cumplimiento de la ley”.

Algo más de la realidad de esta industria:

Abusos: Los principales peligros para quienes se dedican al modelaje webcam son de naturaleza abusiva. Desde el abuso sexual por parte de los dueños y moderadores, incluyendo coerción y situaciones de interrupción en los shows, hasta el abuso físico que involucra castigos físicos, tortura y tratos degradantes. El abuso psicológico se manifiesta a través de amenazas, retención de pagos y difusión de contenido sin consentimiento.

Explotación laboral: Los intermediarios y sitios web aprovechan su posición para imponer condiciones laborales injustas a los modelos webcam, presionándolos para realizar actos que no desean. Prácticas explotadoras incluyen pagos injustos, metas poco realistas, multas por incumplimiento y jornadas de trabajo extenuantes que superan las 14 horas.

Falta de exposición y reconocimiento público: La ausencia de exposición pública deja desprotegidas a las trabajadoras, ignorando la importancia de respetar las acciones y la dignidad de los demás.

Desamparo gubernamental: La falta de apoyo por parte del gobierno es alarmante. Ninguna entidad estatal ha mostrado disposición para abordar la importancia de este tema, ni discutir los derechos de los modelos webcam, dejándolas sin la protección y respaldo.

Consumidores indiferentes: Su falta de compromiso se debe a que su principal interés se centra en el consumo del contenido. La existencia de plataformas gratuitas, sin necesidad de registro, les permite acceder, disfrutar del contenido y retirarse sin considerar las condiciones laborales o las garantías de los modelos. Además, la naturaleza virtual de esta industria contribuye a mantener una imagen positiva de los modelos, posiblemente ocultando la realidad de sus experiencias. Aquellos consumidores que acceden y pagan, pueden tener motivaciones secundarias poco saludables, exacerbando la perpetuación de prácticas peligrosas.

La conclusión de los investigadores se enfatiza en la necesidad de abordar los desafíos identificados en la industria: “Es hora de que la sociedad colombiana reconozca y aborde estos desafíos. Se debe garantizar que todas las personas, sin importar su profesión, sean tratadas con dignidad y respeto, y que tengan acceso a los derechos laborales y humanos fundamentales. Es hora de que se tomen medidas concretas para proteger a quienes se dedican al modelaje webcam y asegurarse de que sus voces sean escuchadas y sus derechos respetados. Por ello, esperamos que esta investigación sea un punto de partida».

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