Memoria histórica

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Viendo un video en YouTube, del filósofo español Reyes Mata ,sobre la memoria histórica y la polarización en España, y la imposibilidad que han tenido de superar los holocaustos de la primera y segunda guerras mundiales y de la guerra civil de 1936, (Franquistas vs republicanitas), hoy con los intentos independentistas de Catalanes y Vascos, me puse a pensar que si no han podido aterrizar en España esa reconciliación, cómo sociedad, para nosotros sí que está difícil, veamos, en 1492 cuando Cristóbal colon llego a nuestras tierras, estaban excluyendo y eliminando, a las comunidades árabes y judías, en América la conquista con la cruz y el arcabuz, sé unió a los gérmenes de la viruela, la tuberculosis, y la gripa, para casi extinguir la población indígena de 20 millones de indígenas a solo un millón, en 1530, con la necesidad posterior de importar mano de obra esclava negra de áfrica quienes fueron siempre discriminados y  excluidos

Después de nuestra independencia en 1819, en el siglo XIX hasta 1902, se desarrollaron 9 guerras civiles así centralistas vs federalistas; la de los supremos, la de artesanos proteccionistas vs comerciantes librecambistas, la de Gólgotas vs radicales; con sus nuevas constituciones, además de armisticios, concluyendo con la más sangrienta, la de los mil días 1899 a 1902, terminada, con la paz firmada, en el acorazado Wisconsin, que con la política republicana, nos dio paz social hasta 1948.

Después de nuestra absurda violencia de 1948 a 1958, nuestras elites lograron un pacto de paz en Sitges y Benidorm (España), qué genero el frente nacional hasta 1974.

Con el triunfo de la revolución cubana, se recicló el conflicto armado, al crearse en la década del 60 los grupos armados irregulares, de las FARC, (proruso) ELN (procastrista), y EPL (prochino), y en la década del 70 nace después del fraude electoral, el M19, con quienes posteriormente se firmara el proceso de paz, al igual que con el EPL y el grupo indígena Quintín Lame.

A la invasión de las ideas marxistas leninistas y maoístas, se le agregó la teología  de la liberación, y a este coctel, de vodka y agua bendita, en la década del ochenta se le agregó el narcotráfico, que ha sido y continua siendo la gasolina que mueve el incendio social colombiano.

Esta pandemia ha unido todas las ideologías desde la extrema izquierda, pasando por  los gobiernos populistas de ERNESTO SAMPER, proceso 8000, y el populista de derecha de ÁLVARO URIBE, quién no puede negar su estigma de haber sido penetrado por el negocio ilícito desde que fue alcalde de Medellín, destituido por Belisario Betancur, por sus nexos, después desde la dirección de la Aerocivil y la gobernación de Antioquia y en sus ocho años de gobierno, de la seguridad democrática, con la mitad del congreso sub-judice o preso por su participación en el conflicto armado con las narco-auto-defensas (AUC), con quienes firma un proceso de paz y después los extraditara.

Con los ocho años de gobierno del nobel de paz JUAN MANUEL SANTOS, a quien la comunidad internacional y  los EEUU acompañan, se firma el proceso de paz con las FARC, en La Habana, se desmovilizan ocho mil de sus combatientes, y el centro democrático y su líder  hacen campaña para hacer trizas el acuerdo,  ganando el no, por 50 mil votos; posteriormente, se reúne con el gobierno, lo autoriza, se firma la paz del Teatro Colón, donde se ratifica con algunas enmiendas el convenio de paz.

Hoy, en medio de la pandemia, el coronavirus, con las negociaciones de paz con el ELN colapsadas, después de pedirle a Cuba su intermediación con Venezuela, se rompen relaciones y al borde una guerra, en cuarentena y con tapabocas el proceso de paz languidece en un medio ambiente enrarecido, con siete millones de campesinos pobres, y 240 millones de consumidores de clorhidrato de cocaína, con las disidencias y los grupos armados del narcotráfico en ascenso, soldados norteamericanos en Colombia, con una Justicia Especial para la Paz (JEP) amenazada, y una economía al borde del colapso la prospectivas de futuro estratégico de unión nacional,  y reconciliación   no son nada optimistas.

Por: Alberto Castillo Losada
Ganadero huilense

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