Mamertos

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El próximo 21 de noviembre la ciudadanía se volcará a las calles exigiendo mejores condiciones pensionales, laborales y educativas, eso no nos hace mamertos.

Luego de los hechos presentados en Ecuador, Chile y Bolivia con los múltiples intereses económicos y políticos que cada contexto representa (golpe de estado, organizaciones sociales en resistencia, etc) la ciudadanía tiene un referente del valor imprescindible de la movilización social, entendida más allá de salir marchar, sino en el conjunto de acciones que manifiestan un rechazo colectivo a la falta de voluntad y malas decisiones políticas del actual mandatario nacional.

Sectores del gobierno de Iván Duque han coincidido con el presidente del Banco Interamericano del Desarrollo – BID, Luis Alberto Moreno, en aumentar la edad de jubilación que ha generado indignación por quienes ven cada vez más lejana la posibilidad de una pensión; por otro lado el presidente de la ANIF, Sergio Clavijo propuso pagarles un salario inferior al mínimo a los jóvenes con la idea de incrementar empleos, pero a costas de pésimas condiciones laborales que incrementan las brechas de desigualdad.

Seguido de los incumplimientos en la mesa de diálogo por la educación superior entre profesores, trabajadores, estudiantes y el gobierno con los puntos 8 y 9 del acuerdo en los saldos apropiados y no comprometidos que estaban estimados en trecientos mil millones de pesos para el fortalecimiento de la educación superior, y nunca llegaron de ese rubro.

Una suma de errores que tiene molesto no solo a organizaciones políticas (que esperamos entiendan que la movilización social no tiene dueño) sino un gran sector de la ciudadanía.

La palabra mamerto aún no aparece en la real academia española, pero ha estado asociada con la izquierda, los movimientos insurgentes o simplemente los que respaldan el proceso de paz; un estigma que han desarrollado unos pocos (también infiltrados) que no han entendido que sí amedrantan a las personas, dañan sus negocios o transgreden el orden público, difícilmente van a sumar sectores de la sociedad civil que no se sienten representados por ningún tipo de filiación política, los cuales son una gran mayoría.

La manifestación del 21 de noviembre es la suma de las pasadas elecciones regionales en las que ganaron en las algunas ciudades capitales dirigentes alternativos a las estructuras tradicionales, un congreso con mayor actividad de control político y una confluencia de actores que pasa por reinas, cantantes, trabajadores, estudiantes y todo aquel que quiera expresar su inconformidad; no se sienta mamerto, salgamos y busquemos soluciones mediante la protesta pacífica.

Por: Yamid Sanabria – yamidcmj@gmail.com
Twitter: @juanst15

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