Las voces de la integridad

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Libardo Gomez SanchezLas manifestaciones todavía aisladas y valientes de colombianos que aman a su país por encima de sus intereses personales por fortuna ya se vienen presentando, y aunque los medios de comunicación no les otorgan el despliegue que se merecen cada vez se torna más difícil ocultarlos, nos referimos a dos de ellos de reciente ocurrencia: la carta pública de varios médicos que renunciaron en Cali a una IPS propiedad de la reciente liquidada Saludcoop y a la intervención en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, de la representante estudiantil al consejo Superior Sara Abril.

Los primeros se resisten a continuar validando la prestación de un servicio en condiciones inicuas para los pacientes, obligados por unas instituciones que para proteger la rentabilidad de los dueños de la salud, regatean el suministro de los medicamentos básicos, cicatean la disponibilidad de los instrumentos y equipos que se requieren para atender adecuadamente procedimientos urgentes en la atención de los enfermos, situación que genera angustias entre los afectados y sus familiares que en ocasiones terminan estrellando su frustración contra los profesionales de la salud que los atienden y quienes no tienen responsabilidad en estas protuberantes falencias; es contundente su argumentación, no renuncian por retrasos o inconformidad con su pago sino por la indolencia para proveer de recursos al sistema para atender dignamente a sus pacientes.

La segunda, estudiante de Biología le reclama al presidente de la Nación por la desfinanciación creciente del organismo gubernamental dispuesto para apoyar la investigación científica Colciencias, ya con anterioridad se advertía en carta de julio del 2014 al presidente Santos dirigida por Rodolfo Llinas, el notable neurólogo colombiano y que acompañan cientos de firmas de respetables académicos,  la inconveniencia de los recortes al presupuesto y la forma como se dispone la asignación de los mismos en contravía de los criterios de la comunidad científica, el padre de la Neurociencia ha venido insistiendo en que la principal riqueza de un pueblo es la capacidad de sus gentes estimulada por la educación, la ciencia y la tecnología, es lo que denomina: capital humano, al contrario de la visión neoliberal de la explotación indiscriminada de los recursos naturales y minerales; la realidad le viene dando la razón a quienes reclaman un cambio de rumbo, el colapso del modelo de salud rentista y la debacle económica con un déficit presupuestal creciente, una balanza comercial negativa y el crecimiento de la pobreza no podrán camuflarse todo el tiempo.

Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com

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