La trampa de la venta de Cafesalud

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La suspensión temporal del negocio de venta de Cafesalud al consorcio Prestasalud, único proponente de la triada de la operación,  que la Procuraduría calificó como incompetente para atender la función de prestadora del servicio de aseguramiento en salud, confirma una vez más, que de lo que se trata es de una transacción financiera y no una operación para salvar la salud.

Los proponentes, entre quienes se encuentra un socio de Palacino, el exgerente de Saludcoop y la gerente de una entidad con líos judiciales por la apropiación  indebida de recursos de salud en el Huila, dejaron en claro que no asumirán los abultados pasivos que carga Cafesalud y que su oferta no incluye recursos frescos, para oxigenar la deplorable atención que reciben  los atribulados usuarios, ni para solucionar el represamiento de millones de consultas pendientes con especialistas, ni las cirugías sin practicar, ni la droga sin entregar.

Prestasalud busca apropiarse del flujo de caja cercano a los cinco billones de pesos anuales  por cuotas de capitación y de allí sacar los recursos para cancelar en cinco años el billón que ofrece por la entidad en liquidación, sumado a otro medio billón que cruzaran con las deudas que tiene Cafesalud con las IPS socias del consorcio, práctica que la Procuraduría descalifica por contravenir el estatuto financiero.

Así es fácil deducir que, como ya viene ocurriendo, la base del aseguramiento en salud no será la prevención, continuará facilitando la enfermedad para garantizarle a la EPS facturar y facturar, para ello mantendrá la estrategia de dilatar la atención, el volteo continuo de los enfermos de una dependencia a otra, las filas eternas para cualquier trámite hasta agotar al paciente y sus deudos, en especial cuando se trate de enfermedades de alto riesgo, sinónimo de alto costo, gasto que golpea las utilidades de la EPS.

La ilegalidad de esta venta también se encubre, cuando la Supersalud anuncia suspender, en este caso, la norma que limita de integración vertical, que les permitirá direccionar los seis millones de pacientes a las clínicas socias, dejando por fuera al resto del sistema de hospitales públicos y privados, congestionando aún más el servicio en unos pocos centros de atención.

Si los usuarios no se movilizan para obligar a cambios sustanciales en el sistema de salud, como lo hicieran los maestros para obtener recursos para la educación, el pésimo servicio proseguirá y en poco tiempo el nuevo operador hechas sus utilidades, entregará el cascarón como ya hiciera Saludcoop y Cafesalud, los mismos seguirán en las mismas.

Por: Libardo Gómez Sánchez – libardogomez@gmail.com

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